El crimen machista

No se ha conseguido que las mujeres que sufren la violencia de género la denuncien

19 mayo 2017 23:57 | Actualizado a 20 mayo 2017 21:38
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No hay el clima favorable para que las mujeres que sufren la violencia de género la denuncien y sostengan esa decisión. Resulta terrible temer y saber que antes de que acabe el año más mujeres serán asesinadas a manos de hombres con los que tienen o tenían un vínculo. Saber y recordar que en las fiestas de Navidad de otros años se ha producido una concatenación de crímenes machistas. Temer y saber que, de aquí a la vuelta al cole en enero, más hijos se quedarán huérfanos y se añadirán a los cuarenta que en lo que va de año se han quedado sin madre.

El hecho de que sea previsible la estadística de mujeres asesinadas –medio centenar hasta ahora, las dos últimas en Abadiño (Vizcaya)– nos informa, o debería hacerlo, de la extraordinaria gravedad de un problema que, derrotado el terrorismo, es la principal causa de muerte violenta en nuestro país.

Acaba de morir un hincha de un club de fútbol en una reyerta entre violentos y hemos visto en todos los medios un despliegue informativo inmenso, sostenido en el tiempo; una reclamación de medidas, exigencia de responsabilidades, reiterada emisión de opiniones y análisis. Con las mujeres asesinadas por violencia machista no ocurre lo mismo, sobre todo si son asesinadas de una en una y no se concentran los crímenes, como el pasado lunes negro, 6 de diciembre, con dos mujeres asesinadas y una herida grave.

Todavía en demasiados casos la información sobre los asesinatos de mujeres tiene un aire de suceso, o va directamente en esa sección. No se suele informar de la violencia machista si no termina en asesinato, aún a sabiendas de que existe una amplísima violencia contra la mujer que no siempre acaba en crimen. No se suele contar que existen miles de mujeres que sufren ese terror en silencio, en muchos casos sin contarlo ni a su propia familia.

El avance en la lucha contra esta violencia ha sido extraordinario, sobre todo a raíz de la aprobación de la ley integral de 2004. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha reducido hasta en casi un 30% el presupuesto destinado a combatirla y se ensancha el desinterés por este drama que no ocupa en la mayoría de los medios un espacio acorde con su gravedad.

No se ha conseguido crear el clima favorable para que las mujeres que sufren la violencia de género la denuncien y luego sostengan esa decisión. Fallan en demasiados casos los mecanismos policiales y judiciales, y eso hace que haya aumentado el número de mujeres maltratadas que en el algún momento del proceso renuncian a seguir adelante.

Más de 750 mujeres han sido asesinadas en los últimos diez años, antes de 2004 no había ni estadísticas ni casi palabras para nombrar la violencia machista. Posiblemente se avanzaría en la lucha contra la violencia de género si informáramos de ella entre crimen y crimen, si contáramos las violencias que existen antes de la muerte.

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