El cuento de nunca acabar

Todo el mundo coincide en que los paraísos fiscales son perjudiciales, pero siguen existiendo

19 mayo 2017 19:34 | Actualizado a 21 mayo 2017 20:39
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Mi abuela María, en mi tierna infancia, para que me durmiera me solía decir ,quieres que te cuente “el  cuento de nunca acabar”. Yo, en mi ingenuidad le decía: si abuela.  Y ella me volvía a preguntar quieres que te cuente “el cuento de nunca acabar” Y así una y otra vez hasta que me dormía. Esta tradición que viene de los llamados “cuentos de la buena pipa” o “cuentos del haba que nunca se acaba”,  nacen del deseo del ser humano de conocer relatos o soluciones a cosas que les acontecen, despiertan el interés pero al final son aburridos, interminables y repetitivos y muestran una vez más como el ser humano tiene tendencia a meterse en un bucle sin fin.
Da la impresión que la sociedad actual, esta sociedad globalizada ha entrado en “un cuento de nunca acabar”.
Esto es lo que está ocurriendo en la sociedad española y mundial los ciudadanos una y otra vez se encuentran con la misma monserga repetitiva, no hay día en que no haya corrupción, cuando no es Pujol, es Conde, cuando no los ERES, o la Gurtel, cuando no el caso Malaya, o el PP y sus adláteres valencianos, cuando no el caso NOOS y cuando no los papeles de Panamá en donde salen implicados españoles, ingleses, franceses, saudis, chinos… pero el cuento es siempre el mimso, corrupción y paraísos fiscales para  ocultarla
Lo curioso es que este cuento, de nunca acabar,  hace tiempo nos dijeron que se iba a poner fin;  recuérdense las declaraciones de Obama, Sarkozy, Merkel y otros líderes mundiales del Banco Mundial, de la OCEDE, del Banco Central Europeo, del Fondo Monetario Mundial, cuando la crisis del 2008 y la quiebra del Lheman Brothers, SE VA PONER FIN A LOS PARAISOS FISCALES. Ya, el FMI, el Banco Mundial, van  a  reforzar los mecanismos de vigilancia y supervisión y luchar contra los paraísos fiscales, con la mirada puesta en el G-20 de Pittsburg el 24 de septiembre 2009
Siete años después nos vuelven a decir lo mismo, como el cuento de nunca acabar.
Todo el mundo coincide que los paraísos fiscales son perjudiciales para los países industrializados ya que  asesinan a los países pobres y los que no son “pobres” los mantienen con tasas, por la evasión de impuestos, del 20%  o más de paro. Grecia, España…
No hay más que ver las películas: Wall Street, Oliver Stone, 1987, Wall Street 2: el dinero nunca duerme,  “Inside job”, de Charles Ferguson, 2010. Margin call, de J.C. Chandor,2011, The company men, de John Wells,2010, The flaw de David Sington,2011, Too Big to Fail’ de Andrew Ross Sorkin,2011,  La gran apuesta  de Adam McKay.(2015)  para darnos cuenta de cómo está el cotarro y como nos toman el pelo.
La pregunta es ¿hasta cuándo se va a seguir aguantando? ¿Cuándo la sociedad se va a tomar en serio la necesidad de exigir a los políticos que cumplan su palabra y desarrollen un programa de gobierno cerrado con fechas y objetivos medibles en tiempo y forma sobre esta temática?.
Personas  entre otras muchas, como José Saramago y Eduardo Galeano, el economista Jeremy Rifkin, el ecologista Ramón Fernández Durán, el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales Giovanni Sartori, el periodista Ignacio Ramonet, la ensayista Fatema Mernissi, el analista social José Vidal-Beneyto, el activista y líder agrario José Bové, el analista de la globalización David Held, el ex portavoz del Foro Social de Génova Vitorio Agnolleto, Susan George, Naomi Klein… han  ofrecido marcos para poder coto a esta situación.
Charles Adams, en su libro «Relatos de los paraísos fiscales: chiflados, bandidos y estafadores»,  afirma que la humanidad siempre ha tenido estos cotos de refugios;  el primer  paraíso fiscal en el mundo antiguo fue establecido por los romanos en el siglo II A.C. en la isla de Delos, en el mar Egeo. «El gobierno romano premiaba a ciudades que le eran fieles dándoles el estatuto de puertos libres de impuestos o Libertas»
Los paraísos fiscales tal como los conocemos hoy en día, territorios cuya ley fiscal permite cero o muy bajos impuestos a fin de atraer clientes del extranjero, emergieron en el siglo XIX.
Según el profesor Ronen Palan en su libro «Historia de los paraísos fiscales», uno de los primeros ejemplos de estos territorios no eran naciones independientes, sino los estados de EE.UU. Nueva Jersey y Delaware.
La revista  Bloomberg, describe que  una tercera parte de las 200 personas más ricas del mundo, con una riqueza estimada en US$2,9 trillones, controlan parte de su fortuna personal a través de una compañía ubicada en estos paraísos.
Al igual que la humanidad ha ido desterrando prácticas que antes eran legales y correctas y servían para enriquecerse a muchas personas:  la trata  y tráfico de esclavos, la esclavitud en las plantaciones agrícolas, el aceptar, que la mujer era inferior al hombre, la usura,  va siendo hora de que se declare ilegal ,se supere en el capitalismo los paraísos fiscales ya que en una opinión de muchos expertos, éstos son también una pieza clave en la inequidad del mundo pues  facilitan que el llamado 1% de la población  evada sus responsabilidades sociales, mientras que la clase media y los más pobres tienen que cumplir con el pago de sus impuestos.
Mi abuela María, en mi tierna infancia, para que me durmiera me solía decir ,quieres que te cuente “el cuento de nunca acabar”. Yo, en mi ingenuidad le decía: si abuela. Y ella me volvía a preguntar quieres que te cuente “el cuento de nunca acabar” Y así una y otra vez hasta que me dormía. Esta tradición que viene de los llamados “cuentos de la buena pipa” o “cuentos del haba que nunca se acaba”, nacen del deseo del ser humano de conocer relatos o soluciones a cosas que les acontecen, despiertan el interés pero al final son aburridos, interminables y repetitivos y muestran una vez más como el ser humano tiene tendencia a meterse en un bucle sin fin.

Da la impresión que la sociedad actual, esta sociedad globalizada ha entrado en “un cuento de nunca acabar”.

Esto es lo que está ocurriendo en la sociedad española y mundial los ciudadanos una y otra vez se encuentran con la misma monserga repetitiva, no hay día en que no haya corrupción, cuando no es Pujol, es Conde, cuando no los ERES, o la Gurtel, cuando no el caso Malaya, o el PP y sus adláteres valencianos, cuando no el caso NOOS y cuando no los papeles de Panamá en donde salen implicados españoles, ingleses, franceses, saudis, chinos… pero el cuento es siempre el mimso, corrupción y paraísos fiscales para ocultarla

Lo curioso es que este cuento, de nunca acabar, hace tiempo nos dijeron que se iba a poner fin; recuérdense las declaraciones de Obama, Sarkozy, Merkel y otros líderes mundiales del Banco Mundial, de la OCEDE, del Banco Central Europeo, del Fondo Monetario Mundial, cuando la crisis del 2008 y la quiebra del Lheman Brothers, SE VA PONER FIN A LOS PARAISOS FISCALES. Ya, el FMI, el Banco Mundial, van a reforzar los mecanismos de vigilancia y supervisión y luchar contra los paraísos fiscales, con la mirada puesta en el G-20 de Pittsburg el 24 de septiembre 2009

Siete años después nos vuelven a decir lo mismo, como el cuento de nunca acabar.

Todo el mundo coincide que los paraísos fiscales son perjudiciales para los países industrializados ya que asesinan a los países pobres y los que no son “pobres” los mantienen con tasas, por la evasión de impuestos, del 20% o más de paro. Grecia, España…

No hay más que ver las películas: Wall Street, Oliver Stone, 1987, Wall Street 2: el dinero nunca duerme, “Inside job”, de Charles Ferguson, 2010. Margin call, de J.C. Chandor,2011, The company men, de John Wells,2010, The flaw de David Sington,2011, Too Big to Fail’ de Andrew Ross Sorkin,2011, La gran apuesta de Adam McKay.(2015) para darnos cuenta de cómo está el cotarro y como nos toman el pelo.

La pregunta es ¿hasta cuándo se va a seguir aguantando? ¿Cuándo la sociedad se va a tomar en serio la necesidad de exigir a los políticos que cumplan su palabra y desarrollen un programa de gobierno cerrado con fechas y objetivos medibles en tiempo y forma sobre esta temática?.

Personas entre otras muchas, como José Saramago y Eduardo Galeano, el economista Jeremy Rifkin, el ecologista Ramón Fernández Durán, el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales Giovanni Sartori, el periodista Ignacio Ramonet, la ensayista Fatema Mernissi, el analista social José Vidal-Beneyto, el activista y líder agrario José Bové, el analista de la globalización David Held, el ex portavoz del Foro Social de Génova Vitorio Agnolleto, Susan George, Naomi Klein… han ofrecido marcos para poder coto a esta situación.

Charles Adams, en su libro «Relatos de los paraísos fiscales: chiflados, bandidos y estafadores», afirma que la humanidad siempre ha tenido estos cotos de refugios; el primer paraíso fiscal en el mundo antiguo fue establecido por los romanos en el siglo II A.C. en la isla de Delos, en el mar Egeo. «El gobierno romano premiaba a ciudades que le eran fieles dándoles el estatuto de puertos libres de impuestos o Libertas»

Los paraísos fiscales tal como los conocemos hoy en día, territorios cuya ley fiscal permite cero o muy bajos impuestos a fin de atraer clientes del extranjero, emergieron en el siglo XIX.

Según el profesor Ronen Palan en su libro «Historia de los paraísos fiscales», uno de los primeros ejemplos de estos territorios no eran naciones independientes, sino los estados de EE.UU. Nueva Jersey y Delaware.

La revista Bloomberg, describe que una tercera parte de las 200 personas más ricas del mundo, con una riqueza estimada en US$2,9 trillones, controlan parte de su fortuna personal a través de una compañía ubicada en estos paraísos.

Al igual que la humanidad ha ido desterrando prácticas que antes eran legales y correctas y servían para enriquecerse a muchas personas: la trata y tráfico de esclavos, la esclavitud en las plantaciones agrícolas, el aceptar, que la mujer era inferior al hombre, la usura, va siendo hora de que se declare ilegal ,se supere en el capitalismo los paraísos fiscales ya que en una opinión de muchos expertos, éstos son también una pieza clave en la inequidad del mundo pues facilitan que el llamado 1% de la población evada sus responsabilidades sociales, mientras que la clase media y los más pobres tienen que cumplir con el pago de sus impuestos.

 

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