Un pescador se encuentra con un amigo, sordo como él, que le pregunta: «¿Vas a pescar?». Responde: «No, voy a pescar». Y el otro: «¡Ah! Creía que ibas a pescar».
El diálogo de sordos se produce cuando dos personas parten de posiciones firmes y discuten sin escucharse, cada uno en defensa de su postura, sin atender a las razones del otro.
Tras la conversación telefónica que mantuvieron ayer, la entrevista de Pere Aragonès y Pedro Sánchez tiene garantías de no ser un diálogo de besugos, por la respetabilidad de ambos dirigentes, pero podría ser diálogo de sordos si se limitan a defender sus posturas previas. Todo diálogo debe tender a un punto de encuentro y esto implica cesión, sabiendo que cada uno se arriesga a ser tildado de traidor a su espalda.