El éxito 
y el peligro

Las «marxes per la llibertat» han sido un éxito. Es impresionante la capacidad movilizadora del independentismo. Lo ha demostrado una vez más. Las de estos días, han sido marchas pacíficas al estilo 11-S de cada año.

El problema es que ahora a las protestas cívicas se suman personas violentas, un fenómeno que no es nuevo en Europa. Recuérdense los miles de heridos y detenidos durante semanas en Francia en las manifestaciones de los «chalecos amarillos».

El peligro es que la falta de resultados tangibles radicalice aunque sea a un uno por ciento de quienes sostienen posturas contrarias. Los dirigentes políticos deben extremar la prudencia en las palabras para evitar que las legítimas aspiraciones lleven a lo que no desea ninguna persona pacífica.