Hacía tiempo que no leía un libro tan interesante como Primera página, de Juan Luis Cebrián, primer director de El País. Fue un caso de precocidad. A los 19 años Emilio Romero lo puso al frente de la sección de local de Pueblo, en la que trabajaban reporteros como Tico Medina, Jesús Hermida y José María García.
Y a los 31 años, tras pasar por Informaciones y TVE, le cayó en las manos la dirección de El País, una vez descartado Carlos Mendo y autoexcluido Miguel Delibes.
El periódico se convirtió en bandera de la naciente democracia y de toda una generación. El padre de Cebrián, también periodista, fue de otra. Franquista convencido desde el Arriba, veló a Franco en su muerte y, antes, participó en el traslado de los restos de José Antonio.
Pensando en él, Cebrián escribe de la historia: «No hubo buenos y malos». Se reconoce hijo de su época, pero también de su padre.