Hace unos días fue enterrado en el cementerio de El Vaticano un holandés de 80 años que había pasado las últimas décadas mendigando a las puertas de San Pedro.
Pedir a la puerta de una iglesia (más que a la de un banco) es una vieja experiencia que ya constata la Biblia cuando refiere la escena en la que un hombre, junto a la Puerta Hermosa del Templo de Jerusalén, reclamó ayuda a los apóstoles Pedro y Juan.
El holandés Willy Herteller resultaba familiar entre el personal y los visitantes de El Vaticano. Un monseñor artista le había hecho un par de retratos. Era de misa diaria y no desaprovechaba ocasión de recomendar a sus amigos que se acercaran a la fe. Rechazó la oferta de ir a un piso, para estar con su gente, los «sin techo» de Roma.
Por voluntad del Papa, descansa en el pequeño camposanto levantado por alemanes y holandeses en El Vaticano, al lado de nobles y altos prelados.