El mismo día que los talibanes llegaron a Kabul, el presidente Ghani se exilió en Emiratos Árabes Unidos. Su rápida fuga tuvo en cuenta la experiencia de un antecesor, Najibulá, que en 1992 se refugió en un local de la ONU. Al llegar los talibanes, cuatro años después, le secuestraron y ahorcaron.
El exilio es más seguro que el asilo, otra posibilidad para evitar la muerte. Miles de afganos han intentado refugio o documentos en embajadas.
Siempre fue así. Julio Zarraluqui, en la Guerra Civil, sintiéndose en peligro, acudió a la embajada cubana argumentando ser hijo de padres nacidos en Cuba. La secretaria que le atendió, le espetó: «¿Hasta hora no se ha enterado usted que era cubano?», a lo que contestó: «Es cuando llueve que nos acordamos del paraguas».