El perdón del Rey

Me gustaría pedir perdón por los vasos de tubo, la manicura francesa, ‘Acacias 38’, el toro de Falaris, las matanzas de los jemeres rojos, la versión que Raphael hizo de ‘Dama, dama’ y la ejecución de Atahualpa. Nada tengo que ver con estas atrocidades, pero quiero solidarizarme con el Rey. Joan Tardà, que parece el poli en un corto del Gordo y el Flaco, exige a Felipe VI que pida perdón de forma «pública y expresa» a los republicanos españoles que fueron deportados a campos de exterminio nazis.

Bien está que Juan Pablo II pidiera perdón por los pecados de la Iglesia, ¿pero qué vinculación puede tener el Rey con un acuerdo entre Franco y los nazis? Más allá de su obvia representación del Estado, será porque Alfonso XIII afirmó ser «falangista de primera hora». O por lo mucho que quería a Franco (aunque luego lo traicionara y engañara, como Podemos a Monedero). Una cosa es pedir el reconocimiento a las víctimas y otra hacer el ridículo.