El placer de leer

Ayer recibí un mensaje que rezaba «dichosos los que leen porque de ellos será el reino de los sueños». Y sí, las calles estaban llenas de personas de todas las edades en busca de un libro, de un sueño. Es la magia de Sant Jordi, un día precioso que acerca a los libros incluso a individuos que rara vez abren uno, sin saber muy bien todo lo que se pierden. Pensaba en esto al ver un estudio de 2020 –el Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros– que asegura que el confinamiento impulsó la lectura hasta marcar un fugaz máximo histórico, con un 57% de lectores frecuentes que dedicaron a los libros 8 horas y 25 minutos semanales. Este grupo era del 50% en 2019, con 6 horas y 55 minutos, y se redujo al 53% tras el verano del año pasado, con 7 horas y 25 minutos de lectura. Una buena noticia que choca con el hecho de que el 36% de la población española no lee nunca en su tiempo libre. ¡Qué triste! Aunque hay un dato para la esperanza: el año anterior los no lectores eran un 37,8%; en 2018 fueron el 38,2% y en 2017, cuatro de cada diez. Algo hemos avanzado, aunque todavía queda mucho por hacer. Siempre he creído que la razón por la que existen personas que no disfrutan del hábito de leer por placer se debe a que no ha caído en sus manos el libro adecuado en el momento oportuno. Ayer fue una buena ocasión para encontrarlo y me consta que fueron muchos los que lo intentaron –no estaría mal celebrar un Sant Jordi cada mes–. Espero que lo consiguieran y que hoy estén atrapados en sus páginas. Lean, no dejen de leer. Ni de soñar.