El precio justo

Que el regreso a la televisión española de El precio justo se haya producido la misma semana en que se inicia la campaña de la Renta 2020 es, como poco, una feliz casualidad. El estreno del programa, presentado por Carlos Sobera, ha sido criticado por los amables pobladores de Twitter como consecuencia de su capacidad para agobiar, estresar e incluso angustiar al personal. Vaya, exactamente lo mismo que le pasa a Hacienda, y este año con más razón: entre los empleados en situación de ERTE, los autónomos que han recibido ayudas, los beneficiarios del Ingreso Mínimo Vital y todas las demás situaciones posibles generadas por la crisis del coronavirus, la casuística se ha multiplicado en un sistema que nunca se ha caracterizado por su claridad. Que los ciudadanos estén confundidos, la verdad, es comprensible: entre el programa Renta WEB, que es lo más parecido que conozco al infierno en la tierra, y lo complicado que resulta calcular el IRPF correspondiente en cuanto uno se sale del esquema funcionarial del pagador único, la cosa se vuelve un lío.

Lo grave es que algunos representantes públicos, como Rocío Monasterio -diputada en la Asamblea de Madrid y candidata de Vox a la presidencia de la comunidad-, aprovechen la confusión para alimentar el bulo de que los contribuyentes españoles pagan más o menos en función del número de pagadores que tengan. Prometer, tal y como ha hecho Monasterio este miércoles, que si gana las elecciones bonificará a los trabajadores con más de un pagador para ‘compensar el sablazo’ atenta directamente contra el principio de igualdad. No nos olvidemos de que Hacienda, al final, somos todos, por mucho que a algunos casi siempre les salga a devolver.