El profesor del diez

Yván Pozuelo es un profesor de un instituto de Asturias con más de veinte años de experiencia que se enfrenta a una posible inhabilitación por poner un diez a todos sus alumnos, por lo que ha recibido el apoyo de un buen número de colegas, así como de antiguos alumnos y padres de los mismos; incluso hay una campaña de recogida de firmas en Change.org en su favor. Doctor en Historia por la Universidad de Oviedo, licenciado en Historia por La Sorbona de París, especialista en masonería y editor de una revista de la Universidad de Costa Rica, este docente explica que su decisión de poner la máxima calificación a (casi) todos sus alumnos era una protesta pacífica frente a un sistema de evaluación que no tiene sentido hoy. Yván sostiene que los dieces que pone son merecidos, y reta a sus detractores a demostrar lo contrario: «Si un alumno se esfuerza y logra un gran avance, aunque no lo sepa todo, para mí merece un diez». Además, argumenta que «con el diez entrego toda mi confianza al alumno, lo que he descubierto que es un potente revulsivo para su aprendizaje». Pero la del diez no es la única rebelión que ha puesto en marcha este profesor: «No pongo libros de texto porque ningún libro es capaz de sentir mi clase, no pongo deberes porque el horario escolar no es de 24 horas y no hago exámenes porque cuando haces exámenes, no das clases». No sé si el diez general es la mejor solución, pero sí estoy convencido de que el sistema de notas y exámenes con que evaluamos a nuestros chavales –a todos igual, como si todos fueran iguales– merece una profunda reflexión.