El pueblo no entiende la justicia

Evidentemente, no todos somos iguales ante la justicia

19 mayo 2017 16:14 | Actualizado a 24 diciembre 2019 23:21
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Después de lo acontecido en los últimos días resulta muy difícil creer en la justicia. Al menos, en el latiguillo aquel de que la justicia es igual para todos que tanto gustan de utilizar los que se saben fuera de ese ‘todos’. No, amigos, no todos somos iguales ante la ley. Quítense esa tontería de la cabeza. Ya lo advirtió el ministro Rafael Catalá cuando dijo que encarcelar a Urdangarin debía ser una decisión «muy justificada». Como si una condena de seis años y tres meses –por cierto, a mucha gente nos pareció excesivamente benévola– no fuera justificación para que alguien ingrese en prisión. Y lo dejó claro la actitud de un fiscal que ha actuado como el más entusiasta abogado de la defensa. De ahí que la sonrisa de Urdangarin al salir de los juzgados de Palma con la libertad sin fianza y el permiso para seguir residiendo en Suiza bajo el brazo no fuera sino el gesto de quien tiene la certeza de que es intocable. Y, a la vista de los hechos, lo es. Como lo es su esposa, a la que la multa le salió a devolver. En fin... Hay muchos más intocables en este país, delincuentes de traje y corbata que, pese a la solidez de las pruebas de sus mangoneos, exhiben su impunidad-inmunidad por nuestras calles. Y ¡ay de aquel que ose cruzarse en su camino! Que se lo digan a los jueces Elpidio José Silva, Baltasar Garzón, Pablo Ruz… O a Manuel López Bernal, el fiscal superior de Murcia cuyo relevo propone la Fiscalía General del Estado justo en el momento álgido de la investigación del caso Auditorio, que tiene contra las cuerdas al presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez (PP), por cuatro presuntos delitos de corrupción. Sí, porque en este país se da la cruel paradoja de que los que se jactan de la buena salud de nuestra democracia y realizan grandilocuentes manifestaciones públicas loando la separación de poderes y la independencia de la justicia son los mismos que quitan y ponen jueces y fiscales para que no actúen contra ellos. Decía alguien que la justicia que el pueblo no entiende no es justicia. Pues no, no la entendemos.

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