Una juez vallesana tiene imputado a Josep Fèlix Ballesteros por recibir unas dietas, que no recibió, y ahora le añade la acusación de disfrutar de un reloj de 200 euros, que tampoco recibió. El día que llueva quizá le acuse de recibir un paraguas.
Cuando vea al alcalde le preguntaré qué hora es, para ver el reloj que lleva, y si no es el que la juez le imputa, deberé pensar que es invisible, lo cual me recuerda aquello que escribió C. S. Lewis, a propósito de los prejuicios, sobre un gato invisible. El escritor criticaba que hay quien piensa que la ausencia de pruebas es considerada la principal prueba. Razonan así: si en esta silla hubiera un gato invisible, la silla parecería vacía. Ahora bien, la silla parece vacía, así que debe haber un gato invisible en ella.
El alcalde Ballesteros lo tiene complicado para demostrar que no recibió el reloj. ¿No será que el polémico reloj es invisible?