El vigilante

Ciudadanos confeccionan trajes que a todos les sientan bien

19 mayo 2017 22:32 | Actualizado a 22 mayo 2017 18:00
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A todos nos caben, con cierta holgura, las dudas sobre nuestro futuro político, pero Albert Rivera ha decidido que vigilará a los gobiernos. No ha precisado si esta continua situación de alerta va a durar mucho, o solo hasta las elecciones generales, pero él ha dejado claro que seguirá siendo el Gran Hermano, para que no se desmanden los que en las esquelas mortuorias se denominan como «demás parientes», que siguen siendo personas más o menos cercanas que no tienen una idea muy clara de cuándo debieron morirse. ¿Qué hubiera sido de ellos sin el oportuno hallazgo de Ciudadanos? Son expertos en facilitar las investiduras, ya que confeccionan trajes que a todos les sientan bien y además no cobran las hechuras. El Gran Hermano ya es padre de familia.

Parece que Albert Rivera, al que solo le falta una ‘o’ de su nombre para conectar con mucha más gente, sabe lo que quiere. Ojalá sea lo mismo que desea la mayoría de los españoles. Los empresarios catalanes le piden a Rajoy el adelanto de las elecciones, confiando en que esa precipitación sea la mejor táctica para frustrar el plan soberanista de Mas, tan terco como contraproducente. Los españoles de la calle, que son los que tienen que andar con más cuidado para que no los atropellen sus líderes, que son los que miden sus pasos, estamos algo desconcertados.

Siempre hay un tonto que con su sola presencia logra fastidiar a un pueblo entero. El reciente concejal de Madrid, el tal Zapata, confirma lo que dijo hace tiempo Anatole France: es preferible un malvado a un tonto, porque los malvados descansan. Los cretinos son vitalicios y, de pronto, hacen chistes con la mayor tragedia de nuestra época, que fue el asesinato de millones de judíos. Un extraño sentido del humor el suyo, ya que no pertenece a la ironía, ni a la crueldad, ni a la evasión, ni siquiera a la guasa, sino a la estulticia. Gran ocasión puede perder la alcaldesa Manuela Carmena si no aparta a este extraño sujeto, porque no debe andar suelto.

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