En contra del feminismo mesiánico

Soy feminista y casi todo el mundo que conozco lo es. Con lo que no comulgo es con este dislate de movimiento esquizoide que tiene al heteropatriarcado como principio y fin de todos los males 

09 marzo 2019 16:37 | Actualizado a 09 marzo 2019 16:41
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Confieso que ante dos personas que opinan lo mismo levanto la ceja derecha y empiezo a sospechar. Algo en mi instinto más básico me lleva a huir de las mono opiniones como de los monocultivos. La homogeneidad me da grima, pero una es así y no puede hacer nada para evitarlo. 

Y va y llega el 8 de marzo, y de nuevo me veo ante el reto de intentar generar un artículo de opinión sobre un tema que sé me va a traer más de un disgusto.

Porque, dicho en corto y sin monsergas: no creo que los hombres maten porque sean hombres, ni que el heteropatriarcado nos oprima, ni que las mujeres tengan una energía interplanetaria superior a los hombres que las conecta con la Madre Tierra (que por supuesto es mujer, faltaría más) y les da poderes de brujas -buenas eso sí, porque tampoco sabemos sacarnos el sanbenito de la bondad- que se suben a unas escobas (que ya tiene cachondeo la cosa) para dar paso a un nuevo mundo en el que todos iremos en taparrabos y seremos felices y comeremos perdices.

Yo no estoy en contra, ni de casualidad, del feminismo. Al revés. Soy feminista y casi todo el mundo que conozco lo es. Sólo los tarados se atreven a oponerse al sentido común.

El hombre y la mujer tienen los mismos derechos, obligaciones y oportunidades. Con lo que no comulgo es con este dislate de movimiento esquizoide que tiene al heteropatriarcado como principio y fin de todos los males que azotan a la humanidad en general y a la mujer en particular.

Un movimiento que ha secuestrado el término «feminismo» hasta tal punto que disentir lo más mínimo de sus preceptos te coloca ya bajo la bandera del machismo, la misogínia y el fascismo. A fuerza de ruido, superficialidad y maniqueísmo, estén consiguiendo que se pierdan de vista problemas reales que necesitan de esta lucha (económicos y sociales) y se esté perdiendo el tiempo con estupideces disfrazadas de transcendentalismo acuñadas en eslóganes que quedan bien en unas redes sociales teñidas de violeta.

Lo siento pero no

De todas las razones por las que no comulgo con el feminismo absolutista y mesiánico, una de las principales es que, utilizando sofismas a grito pelado, pretendan aglutinar bajo su bandera a todas las mujeres sin preguntar antes.

Lo siento, pero no. Tenemos un serio problema con los genéricos. ¿Quién es el «pueblo» en nombre del cuál se otorgan algunos derecho de pernada? ¿quiénes «los hombres» que matan a las mujeres y las quiénes las «mujeres» que sufren acoso y violencia? Nombre y apellidos para todos por favor.

El pueblo se expresa en las urnas con su DNI en la mano y no es un ente inteligente que decide por todos, los delitos los comenten personas con un DNI o algún tipo de documentación, no su género en abstracto; y, por ende, los delitos los sufren también personas con un DNI y no todo un colectivo en su nombre.

Hasta la Reina Letizia

Por si me faltaran motivos, me entero que la Reina Letizia ha decidido secundar la huelga del 8M. Algo así como si la patronal decidiera secundar una huelga general… Acabáramos… sólo nos faltaba la monarquía decimonónica y casposa enarbolando las viejas luchas sociales y apropiándoselas. Si Simone de Bouvoir levantara la cabeza…

 

Nacida en Tarragona, Natàlia Rodríguez empezó a ejercer en el Diari. Trabajó en la Comisión Europea y colabora en diversos medios. Vive entre París y Barcelona

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