El domingo de Ramos de 1937, hace 80 años, Pío XI publicó su encíclica «Mit Brennender Sorge» (Con ardiente preocupación), en alemán, porque iba bien dirigida: el régimen nazi.
Por brevedad cito un párrafo: «Todo el que tome la raza, el pueblo, el Estado, o una forma determinada del Estado, y los divinice con culto idolátrico, pervierte y falsifica el orden creado e impuesto por Dios».
El Papa encargó un borrador al arzobispo de Munich, Von Faulhaber, que lo escribió a mano y en secreto. Llegado al Vaticano, lo endureció el secretario de Estado, Eugenio Pacelli, futuro Pío XII, que siempre fue anti-nazi, y el Papa Pío XI lo firmó.
El domingo siguiente, 21 de marzo, se leyó en 11.000 parroquias alemanas.
Goebbels prohibió su publicación, igual que sucedió en España. Hitler era desenmascarado año y medio antes de que UK, Francia e Italia firmaran con él el Pacto de Munich.