Entre legislaturas aletargadas y paralizadas

El Parlamento español está bloqueado y en el catalán el realismo todavía no ha logrado imponerse.

18 febrero 2018 20:44 | Actualizado a 22 febrero 2018 18:35
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El Gobierno de Rajoy, en franca minoría parlamentaria, trata de paralizar todas las iniciativas de la oposición que ponen en cuestión su obra legislativa lograda con la mayoría absoluta anterior. En todo lo demás, los distintos grupos no están dispuestos a promover consensos que puedan beneficiar políticamente a otros. Falta sentido del Estado y hay incapacidad manifiesta para alcanzar acuerdos con el adversario. Probablemente no estemos tanto en una legislatura aletargada como ante un fracaso político de los partidos que la protagonizan. Una situación que reaviva las voces que reclaman un sistema electoral mayoritario que solucione por la vía normativa la impotencia de las formaciones políticas en un escenario tan fragmentado.
En Catalunya, la situación es significativamente peor. El ex presidente Puigdemont está cada vez más acorralado por la evidencia de que no puede presidir la Generalitat desde Bruselas. La imperiosa necesidad de contar con un presidente y un gobierno efectivos que recuperen y dirijan las instituciones catalanas desde la legitimidad democrática choca con las fuertes discrepancias internas del independentismo y con las decisiones judiciales que maniatan la capacidad de maniobra de los líderes soberanistas. En este sentido, la suerte de Marta Rovira tras declarar mañana ante el Supremo puede ser determinante para las negociaciones de la investidura, mientras Inés Arrimadas mueve ficha para desbloquear la puesta en marcha de la legislatura.
El conflicto catalán no tiene solución si no se produce un proceso de amortiguación de las pasiones y de recuperación del racionalismo. Erradicar las consecuencias de unos episodios que han dividido profundamente a la sociedad catalana es un proceso que llevará tiempo. Ahora es preciso mirar hacia adelante con la convicción de que el respeto a las leyes y las reglas de la democracia es la única garantía para la recuperación del autogobierno y el retorno a la senda de la prosperidad.

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