Eretz Israel

19 mayo 2017 22:07 | Actualizado a 22 mayo 2017 14:23
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Eretz Israel (Tierra de Israel) es el nombre con el que la diáspora judía se ha referido siempre a un territorio de fronteras imprecisas donde, un 14 de mayo de 1948, fue proclamado el Estado de Israel. Una proclamación que muchos señalan hoy como el origen de todos los males en esta parte del mundo, en un discurso empobrecido y binario que, con la bandera de la defensa de la diversidad y el derecho a ser, niega en el otro esa misma diversidad y ese derecho a ser.

Porque, si ciertamente el Estado de Israel es hoy un problema, no lo es por su existencia, sino por el modelo de ciudadanía que ha acabado imponiéndose. Un modelo que tantos desde este lado del Mediterráneo piensan –con cierto postureo activista simplificador y mucho desconocimiento– que es la única cara que puede ofrecer esa sociedad israelí. El doble drama del asesinato de un bebé palestino por motivos étnicos y de una adolescente judía por su orientación sexual, a manos de radicales judíos ultraortodoxos, ha hecho despertar a parte de esa sociedad israelí que optó por la renuncia a cambio de la comodidad y la sensación de seguridad, pero que sigue siendo central.

Una parte fundamental de la sociedad israelí que, de alguna forma, traicionó por omisión el legado de una lucha de raíces laicas y comunitaristas, con casos excepcionales de socialismo real en los kibutzim impulsados a principios del siglo XX por quienes huían de las persecuciones antisemitas de Rusia y Polonia, y que debía ser el germen de una nueva ciudadanía tolerante y justa, libre de odios, a la que todos fueran bienvenidos. De los herederos de aquellos idealistas que quisieron construir una nueva sociedad en Eretz Israel debe salir la respuesta y la solución. Ignorar que existe ese Israel (y abandonarlo) es vergonzoso.

Comentarios
Multimedia Diari