Está bien, pero...

Puestos a llorar, mejor hacerlo en tiempos de elecciones

19 mayo 2017 23:29 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:42
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En este país donde pareciera que los gobernantes –de aquí y de allá– confunden los compromisos adquiridos con limosnas que dan como, cuando y a quien quieren está visto que quien no llora no mama. Y puestos a llorar, mejor hacerlo en tiempos de elecciones, claro está. Es lo que ha sucedido con la estación de trenes de Tarragona. Se ha tenido que amenazar con movilizaciones ciudadanas en un año donde los tarraconenses votarán tres veces para que el Ministerio de Fomento se haya dignado a mover ficha. Sí, ahora, apenas unos meses después de aprobar unos presupuestos donde no había un céntimo para nuestra cuartomundista estación –¡qué vergüenza para una ciudad turística!– nos prometen que nos harán unos ascensores y unas escaleras mecánicas y que destinarán a ello 6,2 millones de euros –por cierto, no es ni la mitad de lo comprometido en su día–. Lo dicho, no hay como llorar en época de comicios. Y sí, es una buena noticia que por fin nuestros gobernantes parezcan dispuestos a acabar con los gravísimos e inadmisibles problemas de accesibilidad que presenta la estación de Renfe de Tarragona, pero es que esta buena nueva tenía que haber llegado hace décadas. Y, por cierto, esperemos que esta promesa –¡qué miedo me dan las promesas en época electoral!– se cumpla y no se pierda en el mismo baúl que los millones prometidos para el Mercat Central.

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