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Hace ya un tiempo que veo, en gente cercana y gente no tanto, que los problemas de digestión se hacen cada vez más comunes. Puede ser casualidad, que la gente se hace más consciente de molestias digestivas, etc. Pero creo que no, demasiada casualidad. Lo que creo es que la industria alimentaria, como muchas otras, se ha vuelto demasiado ambiciosa, y ha acabado anteponiendo los beneficios económicos ante cualquier otra cosa, incluyendo nuestra salud.
Estos días me he dedicado a leer ingredientes de alimentos en teoría sanos, y me he asustado. Me doy cuenta de cómo nos manipulan al intentarnos vender una vida sana a golpe de supermercado. Y no solo eso, ha llegado un momento en el que el ser humano se ha vuelto inmune al sufrimiento atroz al que muchos animales son expuestos con tal de obtener alimento de ellos de manera más rápida y menos costosa posible. Aviso, no me haré vegetariano, no creo que esa sea la solución. Tampoco me iré a vivir a la montaña y plantaré mis verduras (aunque un huerto, a pequeña escala, pienso hacerlo pronto). Pero todo esto me ha llevado a tomar una decisión: a partir de este nuevo año no pienso comprar ningún producto que provenga de esta industria atroz, egoísta y sin escrúpulos. Ése será mi propósito en este nuevo año. Sé que será algo más caro, bueno, pues prefiero pagar el precio con dinero que con salud. ¡Feliz 2016!
Nacho Julve Larrubia
(Tarragona)
