Fomento tiene la última palabra en Reus

La Generalitat ha anunciado esta semana la adjudicación del proyecto del apeadero de Bellissens. La noticia es positiva, pero su ejecución final está en manos del gobierno central

19 mayo 2017 17:58 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:19
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Cerramos una semana en las que las noticias sobre infraestructuras han sido protagonistas en Reus. El pasado martes, la Generalitat de Catalunya -a través de su Departament de Territori i Sostenibilitat- anunciaba la adjudicación de la redacción del estudio informativo y el proyecto constructivo del reivindicado apeadero de Bellissens. A bote pronto, la primera reacción que produce una noticia de esta magnitud es positiva y de alegría. Que la ciudad pueda tener una segunda estación que dé servicio a la zona sur de Reus, cifrada en unas 40.000 personas -donde existen equipamientos tan importantes como la Universidad o el Hospital Sant Joan-, siempre es de agradecer, sobre todo teniendo en cuenta que la ejecución de esta infraestructura no es competencia de la Generalitat de Catalunya.

A los ciudadanos poco les importa de qué administración es competencia tal o cual actuación. En el fondo, lo que todos queremos es disponer de unas infraestructuras en condiciones que contribuyan positivamente en nuestra calidad de vida. Me da igual que sea mi ayuntamiento, la Generalitat o el Estado quien me haga una carretera o me arregle una calle, siempre y cuando esto se acabe ejecutando.

En el caso del apeadero de Bellissens, la Generalitat de Catalunya ha dado un paso al frente y se ha adelantado a los acontecimientos. No sé si lo ha hecho porque el Ministerio de Fomento (responsable de la construcción del apeadero de Bellissens) pasa del tema, pero lo cierto es que -como mínimo- en unos meses tendremos un estudio informativo y el proyecto constructivo. Con los deberes hechos, el Govern catalán se desplazará hasta Madrid para decirle al futuro ministro de Fomento (suponiendo que algún día se forme un gobierno en Madrid y tengamos uno): «Aquí tiene el proyecto. Ahora le toca a usted cumplir con su obligación, que es la de construir el apeadero». De momento, desde Fomento nunca han abierto boca a la histórica reivindicación de Reus de tener una estación en la zona de Bellissens. No quiero ser pesimista, pero este silencio me mosquea, teniendo en cuenta que la construcción de la estación tiene un coste estimado de unos 15 millones de euros y que el Estado ha sido muy rácano en sus inversiones en la provincia de Tarragona durante los últimos años.

El presidente de la Cambra de Comerç de Reus, Isaac Sanromà, dio en el clavo el pasado martes cuando se le pidió que valorase la adjudicación del estudio informativo y del proyecto del futuro apeadero. «Al futuro ministro de Fomento se le acumularán los temas pendientes vinculados a Reus», recordando también la otra reivindicación histórica en materia de infraestructuras ferroviarias: la construcción de la Estación Intermodal Central del Camp, en el sur del Aeropuerto de Reus.

Mientras nos creemos o no que el apeadero de Bellissens acabará siendo una realidad, lo que sí es seguro es que a finales de año empezarán las obras de remodelación de un tramo de la carretera TV-3141, conocida popularmente como la carretera de Misericòrdia. En este caso, la Generalitat -responsable de la vía- ya ha adjudicado unas obras que deberán ayudar a que esta carretera sea un poco más segura.

Lejos quedan ya las demandas del territorio para que la carretera que une Reus con Cambrils se convirtiese en una autovía. En su día, el Govern del Tripartit lo descartó por su elevado coste. Ahora, el actual gobierno catalán pone un parche que, sin ser la solución que todos esperábamos, al menos servirá de algo.

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