Franco y los localismos

19 mayo 2017 19:07 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:30
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La pasada semana un 68% de los votantes tortosinos decidió mantener el monumento de la Batalla de l’Ebre. Personalmente habría votado a favor de retirar y museizar este vergonzoso resto del franquismo, que se inauguró por los «25 años de paz» tras la Guerra Civil. Me preocupa de manera especial que se haya optado por una «reinterpretación» que ni se ha detallado ni se sabe en qué se centrará. El alcalde Ferran Bel (CDC), además, se olvidó de la supuesta imparcialidad institucional que debería haber tenido como máximo representante municipal y apostó por mantener el recuerdo franquista días antes de la votación.

Me preocupa también que la Fundación Francisco Franco resalte aún hoy en su página web el resultado de la votación, así como que el Ayuntamiento de Tortosa actúe por la vía cupaire y desacate la ley de la Memoria Histórica y una resolución del Parlament de Catalunya. La ley aprobada en el Congreso el 31 de octubre de 2007 (que fue apoyada por el partido de Bel) dice –en su artículo 15– que «las administraciones públicas tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura», mientras que el Parlament instó el pasado 3 de marzo al Consistorio ebrense a «retirar de forma inmediata» el monumento. ¿Se imaginan ustedes que en cada municipio de Alemania se hubiera votado si se retiraban o no los restos exaltadores del nazismo? Yo no. La memoria histórica está por encima de los localismos.

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