Fusiones bancarias

Es positivo que España haya tomado la iniciativa de la primera gran unión en Europa 

08 septiembre 2020 15:10 | Actualizado a 08 septiembre 2020 17:48
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El vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos, quien influyó decisivamente en el rediseño del sistema financiero español tras la crisis de 2008 (era el ministro de Finanzas de Rajoy), recomendó vivamente este verano a las instituciones financieras del Eurogrupo que emprendieran el camino de las concentraciones para tratar de conseguir mayor rentabilidad. Sin duda, un designio difícil en la actual coyuntura en que es de prever que, para combatir los efectos de la pandemia, los bancos centrales mantendrán indefinidamente bajos o negativos los tipos de interés, una situación que hace muy difícil que las entidades de crédito consigan beneficios.

Además, la banca europea está sobredimensionada, tanto en estructura como en personal, cuando todo indica que terminará imponiéndose a corto plazo la banca ‘online’ y que las grandes multinacionales tecnológicas -Amazon, Gooble, Apple- arrancarán parcelas muy significativas al propio sistema financiero.

En estas circunstancias, es positivo que España haya tomado la iniciativa de la primera gran fusión, con el beneplácito de la vicepresidencia económica que ostenta Nadia Calviño, quien durante toda su carrera profesional ha participado en la arquitectura europea. La complementariedad de las dos entidades que van a fusionarse en una sola que podría llamarse CaixaBankia es relativamente notoria, tanto por zonas geográficas como por el tipo de negocio, encaminado a prestar servicio a las familias y a la pequeña y mediana empresa. Todos estos factores han sido sin duda considerados por los mercados de valores, que han recibido con fuertes alzas la noticia, aunque los expertos aconsejan no derrochar demasiada euforia dadas las circunstancias.

Desde el punto de vista político, la fusión ha contrariado al socio de coalición del PSOE ya que Unidas Podemos pretendía que Bankia fuera consolidada como embrión de una potente banca pública. Hasta el moderado responsable económico de Podemos, Nacho Álvarez, actualmente secretario de Estado de Derechos Sociales, ha criticado la medida, probablemente porque no tenía más remedio ya que es impensable que Bruselas transigiera con esta extravagancia. Además, sería el colmo que después de la experiencia acopiada aquí con la banca pública, convertida en cueva de ladrones de todos los colores, reincidiéramos en el error. Esto no es Alemania.

La fórmula adoptada podría facilitar la recuperación de una mayor parte del rescate que pagó el Estado para reflotar Bankia -24.000 millones de euros- de los que sólo se han devuelto 3.000 millones. El Fondo de Recuperación Ordenada Bancaria (FROB) posee en la actualidad el 62% del capital de Bankia, con lo que, aproximadamente, se quedaría con el 14% del banco resultante de la fusión. Será difícil que este activo llegue a valer a medio plazo 21.000 millones de euros, pero tampoco hay que descartarlo.

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