Hacer política y hacer gracia

El humor funciona mejor cuando dispara hacia arriba que cuando escupe hacia abajo

19 mayo 2017 22:23 | Actualizado a 22 mayo 2017 14:35
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Ya saben de qué va esto: un cargo público ha dimitido por hacer chistes negros y crueles en Twitter. Si lo leen ahora hablamos de Guillermo Zapata; si lo leen un tiempo después, tal vez nos refiramos a algún otro. Tal es el signo de nuestros tiempos.

Discutir sobre el humor y sus límites es una pérdida de tiempo: no estamos hablando de algo demostrable como patrones de onda o de algo necesario como el desarme nuclear, y vista nuestra testarudez es imposible que lleguemos a un acuerdo. Pese a todo, aquí me tienen, dándole vueltas al asunto desde que un desconocido del que no tenía opinión previa (antes Vigalondo, luego Zapata) se estrellase en público. Permítanme que contribuya a este debate inútil y estéril y que lo haga con una colección de sentencias por debajo de los 140 caracteres, listas para que las publiquen en las redes y me caigan algunas piedras. Esto es, más o menos, lo que me ronda:

Sobre la ‘shitstorm’

• La shitstorm (agresión en masa online), tal y como la define el filósofo Byung-Chul Han, es la nueva arma política dominante.

• La shitstorm es cómoda y satisfactoria. Todos llevamos una turba interior deseando sacar la antorcha. El motivo es lo de menos.

• La shitstorm no tiene reflexión ni nombres. Se forma por la inmediatez y el anonimato. Sí tiene, por lo general, orquestador.

• «Si no puedes vencerlos, haz que alguien se encargue de vencerlos» (George Carlin). La shitstorm es un sicario.

Sobre twitter

• En Twitter, como en todas las redes online, la información no se convierte en conocimiento.

• En Twitter rara vez hay diálogo. Lo que impera (y aquí está uno de sus grandes peligros) es la apariencia de diálogo.

• Un discurso coherente y razonado necesita tiempo y contexto. Armar un discurso a base de piezas aisladas es (mírenme a mí) harto difícil.

• El humor puede construir discursos complejos. Pide al lector que además del texto lea también la posición y el contexto del emisor.

• Twitter no tiene contexto. Su misma naturaleza favorece el despiece y el consumo de partes.

• Twitter tiene memoria maquinal. No procesa, no construye. Lo que fue hace cuatro años sigue siendo ahora.

• A ver si va a seguir valiendo aquello de que el medio es el mensaje.

Sobre el humor y su objeto

• El humor no es un género, es una herramienta.

• Toda herramienta se puede usar para atacar.

• Se suele decir que el humor siempre tiene víctima. Yo prefiero decir que siempre tiene objeto, algo a lo que apunta e intenta golpear.

• El tema del chiste (de qué va) no siempre se corresponde con su objeto (a quién ataca).

• Desde esa óptica, reformulen lo de los límites: el humor tendrá los mismos límites que cualquier otra herramienta que pueda ser arma.

• El humor negro no siempre es un ataque. A veces (y éste es su uso más útil y sano) supone una manera de enfrentarse a la tragedia.

• El mundo va a seguir lleno de miseria y tragedia aunque no nos riamos de él. Qué quieren que les diga, yo prefiero reírme.

• ¿Un límite? Apuntar hacia el tema y no hacia personas concretas. Reírse del maldito cáncer, nunca de los enfermos de cáncer.

• El humor funciona mejor cuando dispara hacia arriba que cuando escupe hacia abajo.

• Con esto en mente, ¿puede un chiste negro ser incitación al odio? Sí, pero no todo chiste negro lo es. Algunos desarman el odio.

Sobre el humor y la lógica

• Decía Wittgenstein (parafraseo) que se podía escribir una obra filosófica exclusivamente a partir de chistes.

• El humor y la filosofía parten de la comparación entre lo que se ve desde dentro y lo que se ve desde fuera.

• El humor suele ser una manera estupenda de encontrar agujeros y contradicciones en nuestras lógicas y nuestros comportamientos.

• El humor considera inteligente a su interlocutor, en tanto que lo considera capaz de razonar y poner a prueba las ideas.

• El humor es la prueba del algodón de la razón.

• Queda claro que, como herramienta, el humor (hasta el negro) es muy preferible a la shitstorm.

Sobre la ofensa

• ¿Quiere decir todo esto que nadie tiene derecho a ofenderse? No, claro que no...

• …pero no olviden la máxima de Gervais: «estar ofendido no significa tener razón».

• A veces (no sé si era el caso de Zapata, pero no lo olvidemos) los ofendidos son los malos.

• Un buen consejo: hay que ofender al verdugo, no a la víctima.

Sobre lo políticamente correcto

• El humor que se ceba con las víctimas y se regodea en su dolor también recibe otro nombre: bullying.

• Querer eliminar estas malas raíces puede llevarnos al extremo opuesto: lo políticamente porrecto y el biempensantismo.

• Lo políticamente correcto comparte con los totalitarismos un miedo cerval al humor, a la poesía y a la individualidad.

• Es un acto totalitarista decirnos de qué podemos y no podemos reírnos, como lo es decirnos a qué debemos o no debemos amar.

• Reírse, como excitarse, no siempre está bajo nuestro control. Lo importante es lo que hacemos con esa risa.

• El humor negro que dispara hacia arriba, o mejor, a nosotros mismos, es una herramienta revolucionaria.

Sobre la política y el humor

• ¿Aún se preguntan si tiene límites el humor? Y el drama, ¿los tiene? ¿Y la ley? ¿Y la política?

• La política son dos cosas: el arte de vivir en sociedad y la profesión que coordina esta convivencia. Todo lo demás es prestidigitación.

• La política se mueve en el terreno de lo indefinido, lo brumoso, lo ambiguo. El humor que oscurece no es humor, es escudo.

• El humor que señala contradicciones (pienso en John Oliver o Louie CK) nos puede hacer mejores como sociedad y como personas.

• En este país, nadie hace política con humor, pero tampoco se hace política en serio.

¿Conclusiones?

• Nos hacen falta políticos con humor. También faltan humoristas un poco más políticos.

• Si no hubieran sido los chistes, hubiera sido el peinado. Este debate, aquí y ahora, no es sobre humor, es sobre política.

• Twitter no es toda la población pero tampoco son cuatro gatos. Moldea la nueva esfera pública y está creando nuevas espirales del silencio.

• «El humor negro, como el sexo sin condón, hay que elegir bien con quién practicarlo». Lo ha dicho Dani Rovira, pero vale igual.

• Cuando usen el humor, analicen si están haciendo reflexión, revolución o bullying.

• Es muy difícil hacer humor. Es muy difícil hacer política. Combinar ambas cosas y hacerlas bien cuenta ya como gesta heroica.

• El humor es una linterna que ilumina quienes somos. A ver si el problema va a ser que en este país, después de tanta miseria, somos todos un poco miserables.

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