Hacia adelante

Le diagnostican Esclerosis Lateral Amiotrófica. Se apaga la luz. Se derrumba su mundo

19 mayo 2017 21:35 | Actualizado a 22 mayo 2017 12:07
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Permitan estas líneas para contarles dos proyectos. Dos historias. Dos golpes secos. Dos ejemplos de muchas cosas.

Imaginen que tienen la vida bien encaminada. Que con sus días malos y sus días buenos, como todo el mundo, se puede decir que la existencia les sonríe.

Supongan que les sale una oportunidad laboral en China, que, gastronomía aparte, supone una mejora sustancial. Y después de pensarlo, decide que sí. Que se va a pasear por la Gran Muralla. Que quiere comer rollitos, pato laqueado y manjares por el estilo. Y cosas de la vida, allí conoce a Gina, que se acabará convirtiendo en su mujer.

Han pasado ocho años y está más que asentado en el país asiático. Tiene un niño pequeño y una niña en camino. Todo marcha según lo previsto. Hasta la comida no parece tan mala. Es feliz.

Todo va bien hasta que una tarde, en la que ha salido a correr, una pierna no responde. No le da mayor importancia y cree que es algo pasajero. Pero pasa el tiempo y las molestias van a más. Se empieza a hacer pruebas médicas para que le digan qué tiene y nada de lo que le dicen le convence. Los problemas de movilidad van en aumento, sufre caídas,… Necesita un diagnóstico y un tratamiento y cuando nace la bebé decide volver con la familia a Tarragona y ponerse en manos de los médicos de aquí. Le diagnostican Esclerosis Lateral Amiotrófica. Se apaga la luz. Se derrumba su mundo. Han pasado dos años y va en silla de ruedas. Le han dicho que con el tiempo perderá la movilidad de los brazos, el habla, la deglución,… y que no se sabe hasta cuándo podrá aguantar.

Y ha decidido que el tiempo que le quede lo va a aprovechar tirando adelante un proyecto con su mujer. Y que se va a llamar ilusión+. Se ponen en contacto con diferentes bodegas y les explican lo qué quieren hacer y cómo lo quieren llevar a cabo. Crean una web (www.ilusionmas.com) y en ella venden vino de esas bodegas que se han sumado al proyecto. Lo hacen aportando un tanto por ciento de la venta al proyecto de la fundación que el comprador haya escogido. Para ayudar a familias que padecen enfermedades como la ELA o financiar proyectos de investigación de males como el Alzheimer.

Han decidido que van a pelear. Han decidido que se van a volver a ilusionar.

Y ahora dejen que les hable de otro proyecto, que se va a presentar en Tarragona el próximo 16 de octubre. Se llama Proyecto Andrea y detrás está el padre de Andrea, Paco Florido.

Su hija, de catorce años, murió en sus brazos el pasado 19 de julio. Una furgoneta la atropelló y Paco, técnico sanitario, la intentó reanimar sin éxito. El golpe en la cabeza que recibió su hija hizo que cualquier intento por salvarle la vida fuera inútil.

Me explica el proyecto con ojos tristes y gran templanza. Cuenta que esta idea es lo que le mantiene vivo. Son cursos de primeros auxilios destinados a saber reaccionar ante situaciones de emergencia. Es un homenaje a su hija, que ya le ayudaba cuando él impartía estas clases en los colegios.

No sé hasta dónde preguntarle. Cuánto daño le estoy haciendo al hacerle recordar cómo ocurrió todo. Cuenta cómo iban en el coche: Dos padres y sus dos hijas cantando, deseosos de empezar las vacaciones que iniciaban al día siguiente. Una avería. Los cuatro que bajan del automóvil. Un golpe. Un fundido a negro.

Una vida que se acaba y un mundo que se viene abajo. Y la necesidad, siempre, de tirar adelante. Con las cicatrices visibles. Pero siempre adelante.

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