Hasta septiembre

Necesito vacaciones, y pienso que también las necesitan mis lectores, como uno que el día que me referí al padre Arrupe como testigo de la primera bomba atómica, envió este mensaje al periódico: «¡Qué rollo, otra vez el viejo escribiendo sobre sus amigos curas!». Lo de viejo me hago la ilusión de que ha sido escrito en el sentido amable latinoamericano. En cualquier caso, mi pertinaz lector descansará un poco.

En septiembre sucederá todo. Veremos cuántos escaños saca la lista de Raúl Romeva, que por cierto nació en Madrid, con su cantinela de que la culpa de nuestros males la tiene Madrid. Veremos también los que saca Lluís Rabell, nacido Lluís Franco Rabell, que borró los símbolos franquistas de su propio nombre.

Veremos también si Rajoy hace algo, cosa que sería verdadera noticia. Hasta la vista, pues, cuando acaben los calores y nos toque elegir entre los colores.