Hidrógeno verde significa también eficiencia

Pensar en el uso del hidrógeno verde como solución universal para la transición energética es no pensar con criterios de eficiencia: ‘verde’ significa también eficiencia

04 octubre 2021 09:35 | Actualizado a 04 octubre 2021 10:17
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Es sobradamente conocido el compromiso de la Unión Europea en alcanzar la neutralidad en carbono de aquí a 2050. El camino para lograrla se basa en implementar electricidad renovable que descarbonice una gran parte del consumo de energía. Y allí donde no llegue la electricidad para sustituir a los combustibles fósiles, aparece el hidrógeno verde -procedente de energía eléctrica renovable- para lograr una UE climáticamente neutra en 2050.

En el documento de la Comisión Europea COM 2020/301 ‘Una estrategia del hidrógeno para una Europa climáticamente neutra’ del 08-07-2020 se cifra entre un 13 y un 14% la contribución del hidrógeno a la combinación energética de Europa en 2050, desde una contribución actual inferior al 2%.

Es un camino lógico. La transición energética no consiste únicamente en sustituir combustibles fósiles por otras energías. Implica hacerlo de modo eficiente de forma que se consigan los mismos resultados con el mínimo uso de recursos naturales. Y más cuando las fuentes de generación de energía renovable -fundamentalmente molinos eólicos y placas fotovoltaicas- no disponen del consenso necesario para su progresiva implementación a lo largo de distintos territorios.

Si una necesidad de consumo energético se satisface con suministro de electricidad renovable, no tiene sentido buscar satisfacerla con hidrógeno, producido también a partir de electricidad renovable, que después se transforma de nuevo en electricidad en una pila de hidrógeno. Se pierde mucha energía en el proceso de transformación energía eléctrica-hidrógeno-energía eléctrica. La energía eléctrica útil final es mucho menor que la inicial lo que, en resumidas cuentas, se traduce en que aquella necesidad requiera, por ejemplo, de muchos más molinos de viento de generación de energía si se satisface con hidrógeno que si se satisface directamente con electricidad.

Junto con las razones de eficiencia en la utilización de recursos naturales están también las de tipo económico. En situación de libre mercado, sin subvenciones o ayudas que tergiversen los precios, cubrir una necesidad energética directamente con electricidad siempre será más económico que cubrirla con hidrógeno generado a partir de electricidad. Simplemente por la mayor eficiencia del ciclo energético que requiere de menos recursos naturales para satisfacer la necesidad.

La propuesta: Allí donde no llegue la electricidad, aparece el hidrógeno verde

Pensar en el uso del hidrógeno verde como solución universal para la transición energética es no pensar con criterios de eficiencia. El calificativo ‘verde’ se destiñe entonces. ‘Verde’ significa también eficiencia. Situar el hidrógeno donde no llegue la electricidad para sustituir a los combustibles fósiles, como indica la UE, es de sentido común, de sentido ‘verde’. No sustituye a una alternativa técnica más eficiente y su precio no deberá competir entonces contra una opción más económica.

Pero estamos lejos de ello. El orden cronológico de la UE en el proceso de descarbonización es: 1- Producción de electricidad libre de fuentes de origen fósil 2- Descarbonizar con electricidad el máximo número de necesidades 3- Descarbonizar con hidrógeno procedente de electricidad renovable aquellas aplicaciones en las que la electricidad no sea una opción.

Estas tres grandes líneas pueden solaparse entre ellas. De hecho ya lo hacen. Dentro de la segunda fase ya asistimos hoy en día al crecimiento de los vehículos eléctricos en sustitución de los movidos por combustibles fósiles. Y en la tercera fase asistimos a la definición de proyectos de futuro en tecnologías del hidrógeno producido a partir de electricidad verde, pero en los que se estudian también alternativas de fabricarlo a partir de combustibles fósiles con captura del CO2 producido (hidrógeno azul).

El uso de este hidrógeno es una alternativa temporal al uso de combustibles fósiles pero los costes de captura del CO2 hacen que, para ser económicamente competitivo, los costes de emisión de CO2 del combustible fósil a sustituir deban ser muy altos. Pero el objetivo inmediato de la UE es la primera de estas tres grandes líneas: que la producción de electricidad esté libre de fuentes de origen fósil. En este escenario, junto con su defensa de un mercado común energético, persigue que los precios de la energía eléctrica dejen de depender de los precios de los combustibles fósiles.

La razón es muy simple: al igual que el hidrógeno procedente de electricidad será más oneroso que la electricidad que lo genera, la electricidad procedente de un combustible fósil es, asimismo, más onerosa que el combustible que la genera. El precio de los combustibles fósiles está hoy en día en el inicio de la cadena de los precios energéticos. Desligarse de ellos es el primer objetivo.

Joan Pedrerol es Ingeniero químico

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