El obispo Hug de Cervelló tuvo una vida agitada. Luchó contra los árabes y murió, en 1171, asesinado por la nobleza. Su testamento sirvió para la construcción de la Catedral de Tarragona y fundar un Hospital para Pobres que se puso bajo la advocación de Santa Tecla. La Fundación continuadora ha sido distinguida con la Creu de Sant Jordi.
Es de justicia. No hay institución que haya prestado mejor servicio. Su historia se confunde con la de la ciudad desde el siglo XII, cuando fue erigido el edificio de la calle Les Coques, del que queda la fachada, con sus columnas y arcos, de románico y gótico.
A finales del siglo XV fue trasladado a la sede actual en la Rambla Vella, donde en época reciente los doctores Adserà, padre e hijo, y Mn. Aragonès guardaron las esencias, compatibles con un fuerte desarrollo.
El hospital, con su cuadro médico y administrativo, continúa un camino de siglos.