Tuve la suerte de conocer a la monja tarraconense Pilar Simó, que pasó muchos años en los poblados indígenas del Amazonas, a los que accedía después de cuatro días de navegación fluvial.
He recordado su entrega, al saber que un obispado brasileño ha botado un barco-hospital con el nombre de Papa Francisco, que recorrerá el Amazonas en un tramo de mil kilómetros atendiendo a los pueblos ribereños. El barco, de 32 metros de eslora, cuenta con 10 tripulantes y 20 voluntarios y ofrece consultoría, laboratorio de análisis, equipo de rayos X, ecografía, odontología, oftalmología y quirófano.
Es la buena noticia que llega del Amazonas, tras el desastre de los incendios, cuyo número ha sido superior a los del año pasado en un 85 por ciento.