IU, masticada por Podemos

Dice la máxima que un trosko es un trosko, dos la liga y tres una escisión

19 mayo 2017 23:34 | Actualizado a 22 mayo 2017 11:36
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La salida de Tania Sánchez de Izquierda Unida certifica el proceso de masticación al que Podemos esta sometiendo a lo que fue una coalición y hoy es un grupo en descomposición. Sánchez forma parte del colectivo ‘en construcción’, una de las decenas de partes contratantes en las que se hace guerra de guerrillas en IU desde hace meses. Esta pertenencia tiene su guasa, no solo por el nombre, que se acrecienta si se escucha decir a la que sale de la organización que se va por la unidad, para lo que, lógicamente, crea un nuevo partido. La maniobra contribuye a aumentar la sopa de letras que tanto rechazo provocaba hace unos días en la candidata más votada en las primarias de IU. Tania dijo que las sopas están para comérselas, pero que ella no las fomentaría con nuevas siglas.

Todos estos aspavientos, en los que ya ni los muy cafeteros de la coalición saben quién es quién -no digamos ya los eventuales votantes- parecen tener una conclusión clara: IU está siendo engullida por Podemos, aunque unos y otros digan no saberlo.

Montar un nuevo partido cuando falta media hora para las elecciones autonómicas -mayo de este año-, no parece muy creíble. Hacerlo proclamando una voluntad de buscar la unidad, tampoco. De ser cierto ese deseo quizás debería haberse intentado dentro de la misma coalición y no largándose cuando esta recién elegida en primarias. La salida ahora de Sánchez solo puede tener una explicación: no hacer tan evidente el fin último, que no es otro que encabezar una lista de Podemos, Ganemos y, si quieren, empatemos, para tratar de no perder la oportunidad de ser presidenta de la Comunidad de Madrid. El tiempo nos lo dirá, pero todo apunta en esa dirección.

Mientras, en pleno batiburrillo, el PCE de Madrid ha roto con IU y los portavoces en la Asamblea, Gregorio Gordo, y en el Ayuntamiento, Ángel Pérez, se han puesto el cinturón de seguridad que les ata a sus respectivas poltronas y se muestran dispuestos a pastorear la nada. La máxima según la cual un trosko es un trosko, dos la liga y tres una escisión -que se decía entre el rojerío universitario en los años setenta-, parece haberse trasladado a los comunistas, más o menos de toda la vida. Esta vocación escisionista ya les costó perder un escaño en Euskadi. Madrid tiene una resonancia política especial, no solo simbólica, también porque los resultados en la ciudad suelen anticipar cambios en otras partes de España. Si al final conseguimos saber quiénes son las candidatos del PP -me imagino que eso será antes de que se hagan las elecciones-, si vemos cómo los socialistas, sobre todo en la Comunidad, no tanto en el Ayuntamiento, parecen descartados, podría ocurrir que la sopa de letras de Tania ganara las elecciones.

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