Instagram i els joves

Pueblos aragoneses y catalanes de la Asociación Punto Pirineos vuelcan sus esfuerzos en el apoyo mutuo de cara a hacer frente a crisis, a pandemias, a la transforma-ción digital, las nuevas corrientes del turismo y la hostelería y a la vida en común

04 octubre 2021 21:10 | Actualizado a 05 octubre 2021 05:06
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

¡Hola vecinos! Embolicar a Aragón en las aspiraciones independentistas de los sectores más radicales del soberanismo catalán, no es una buena idea.  O, como aclararía Mariano Rajoy en su particular retórica:  ‘Embolicar a Aragón en las aspiraciones independentistas de los sectores  más radicales del soberanismo catalán, no es una buena idea. Dicho de otra manera: es una mala idea’. Pues eso: que, como idea, es un churro.

El pasado sábado la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC) quiso conmemorar el cuarto aniversario del esperpentoso ‘referéndum’ separatista del 1-O con tres marchas reivindicativas a pie por diversos territorios considerados ‘propios’.  Uno de ellos resultó ser Fraga, capital aragonesa del Bajo Cinca. De allí partía la denominada Marxa de Ponent, encabezada por una pancarta con la leyenda: «Països Catalans, lliures y sobirans», que se desplazó andando por la A-2, camino de Lérida. La salida indepe se dio en un restaurante del polígono Litera y, como estaba marcada para las seis de la mañana, confío en que al menos el establecimiento se hinchara a servir cafelitos y raciones de la muy típica -y rica- Coc de Fraga. Eso, en caso de haber estado abierto, detalle que desconozco.
No es la primera vez que La Franja de Ponent se utiliza como escenario de pintadas, sembrado de lazos amarillos, apropiaciones simbólicas y sucias de la cima del Aneto y cosas así. Sigamos parafraseando a Rajoy: los aragoneses de la Franja son ‘muy aragoneses y mucho aragoneses’. Venir a tocarles los eggs no es buena idea, reitero.  Y solo sirve para tensar. Mal rollo, chulería, inmadurez de nacionalismo rancio. ¿Qué necesidad hay? -me pregunto-. No hay necesidad alguna, pero sí hay son otros mundos y no están en ese de crear fricciones, chirridos, rasguños sociales entre comunidades vecinas. Un ejemplo:  la ‘Asociación Punto Pirineos’. Se creó en 2014 para dar a conocer el magnífico enclave situado en el corazón de los Pirineos, en los municipios de Montanuy, Bonansa, Laspaúles, Bisaurri, Sopeira, Vilaller y Pont de Suert. Constituye el mejor punto para descubrir el Pirineo y se encuentra en la zona norte de la comarca de la Ribagorza, entre los valles de Benasque, Isábena, Boí y Arán y, rodeados por el Parque Natural Posets-Maladeta y el Nacional de Aigüestortes. 32 localidades catalanas y aragonesas, empresarios de una y otra comunidad, ayuntamientos de distintos sesgos políticos, profesionales sin fronteras, se afanan en trabajar, arriesgar e innovar juntos para «poner en valor el patrimonio natural y cultural que tenemos, dinamizar el territorio, dar difusión a los establecimientos que lo formamos y ser un soporte para todos nuestros asociados a todos los niveles posibles como pueden ser asesoramiento, formación, promoción, etc. y comercializar un producto común y de calidad’. A la ‘Asociación Punto Pirineos’ nadie llega para tocar los eggs al vecino, ni a cortar autovías, ni para poner lazos amarillos y pringar de pintadas el acceso al cementerio de Fraga, ni para subir al Aneto a cascarle una estelada en la punta al sufrido monte instrumentalizado por radicales. Los pueblos aragoneses y catalanes de la APP vuelcan sus esfuerzos en el apoyo mutuo de cara a hacer frente -unidos- a crisis económicas, a pandemias, a la transformación digital, a las nuevas corrientes del turismo, de la hostelería, a la vida en común, vaya, dentro de un humanismo solidario y fuera del capricho político. Acercar, en lugar de romper. Fortalecer, en lugar de debilitar. Colaborar en lugar de invadir con muy escasa sensibilidad hacia vecinos en cuyo existir apacible, su chapurriau, su natural convivencia con Cataluña, sus Fallas de San Juan con fantásticos descensos de teas prendidas en 64 espacios pirenaicos de Andorra, Cataluña y Aragón, su Aneto, su ‘Coc de Fraga’ o su Día de la Faldeta, apenas entienden de entes soberanos artificiales, fugaces repúblicas y presidentes autonómicos in péctore en busca y captura.  

Entre la ANC y la APP hay un abismo insondable en cuanto a propósitos y actuaciones. El mismo abismo insondable que existe entre la manipulación y el entendimiento. Entre las ganicas de enredar y el afán de construir.

Comentarios
Multimedia Diari