Internet, privacidad y utilidad

Los datos de los usuarios de Internet son una pérdida de la privacidad

19 mayo 2017 18:54 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:39
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En 2010, un hombre furioso entró en tromba en una tienda norteamericana de descuento en las afueras de Mineápolis y exigió ver al director. Ya en su presencia, le mostró unos cupones para comprar ropa de bebé. «Mi hija ha recibido esto por correo –dijo–. Todavía está en el instituto. ¿Acaso intentan animarla a que se quede embarazada?». No se trataba de un error. La chica que todavía estaba en el instituto estaba embarazada. Las búsquedas en la web la habían delatado ya que la compañía aplicó un sofisticado programa de detección de embarazos a partir del historial de compra. Finalmente, el padre tuvo que pedir disculpas a la tienda.

La historia la ha contado en un artículo Óscar Granados y pertenece a un libro de Charles Duhigg El poder de los hábitos, publicado en 2012, en que se refieren los orígenes de uno de los conceptos que ha revolucionado el mundo digital: el big data, el manejo y consiguiente procesamiento de datos a gran escala. La técnica es utilizada en marketing comercial y político, en ventas, en la gestión de empresas y colectividades, etc., y los expertos aseguran que el uso de estas técnicas puede acelerar hasta el 40% el crecimiento de las compañías. Pero también tiene otras aplicaciones socialmente útiles: la prevención, detección y tratamiento de ciertas enfermedades; el control de la contaminación y de tráfico en grandes ciudades, etc. Los defensores del big data dicen que presenta infinitas e limitadas posibilidades.

A cambio de semejantes ventajas, que son innegables, el procesamiento de los datos de los usuarios de Internet representa como es evidente una pérdida de la privacidad, que debe controlarse. No parece objetable que se obtengan datos globales pero hay que cuidar que la identidad individual no sea desvelada. Para ello, es necesario alumbrar un reglamento de protección de datos que otorgue a los ciudadanos mayor control sobre su propia intimidad, sin impedir el tratamiento genérico del conjunto de usuarios. También será preciso hacer campañas de información para que los ciudadanos adquieran conciencia cabal del valor de su privacidad y no entreguen datos vitales a quien no ofrezca cambio explícitas y creíbles garantías.

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