Inversiones y endeudamiento de la era Ballesteros

Todo ese dinero no ha solucionado los problemas vertebrales de nuestra ciudad

19 mayo 2017 23:23 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:28
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Sacaba pecho el alcalde Ballesteros, durante su conferencia como candidato, respecto los 300 millones de euros en inversiones que ha hecho durante sus dos legislaturas. Esas inversiones han venido tanto del presupuesto corriente como del endeudamiento del Estado con los diferentes planes Zapatero, como de endeudamiento municipal que pagaremos los vecinos de Tarragona durante las próximas décadas. El endeudamiento del Ayuntamiento ha crecido con Ballesteros de 100 a 250 millones de euros, lo que somete a una presión muy fuerte al presupuesto del Ayuntamiento de Tarragona, pues obliga a desembolsar cada año veinte millones de euros para devolver ese dinero. Sin embargo, todo ese dinero no ha solucionado los problemas vertebrales de nuestra ciudad. En primer lugar no ha abierto la ciudad al mar, la gran asignatura pendiente. No sólo eso, sino que sus dudas y cambios de opinión en materia ferroviaria pueden haber condenado a nuestra capital a tener esa barrera en la fachada marítima durante medio siglo. En segundo lugar, tampoco ha enlazado los barrios con el centro. La T-11 que fue suspendida sine die por el gobierno Zapatero y acabada por el gobierno Rajoy, no es la infraestructura que cohesiona nuestra ciudad y nuestros barrios. En tercer lugar, sigue pendiente la mejora de la movilidad y los accesos. En San Pedro y San Pablo seguimos sufriendo un embudo, el Francolí debería observar al menos un puente más y la movilidad, tanto en lo referente a la estrategia de aparcamiento como a la gestión de la EMT, ha aumentado sus costes sin producir ningún beneficio para los vecinos. Por último, el gasto de todo ese dinero ni siquiera ha servido para potenciar las dos grandes apuestas políticas de la era Ballesteros. Por un lado, todo ese gasto no garantiza una celebración decente de los Juegos del Mediterráneo ni una reforma de las instalaciones deportivas (estancada desde las inauguraciones de campos de fútbol de 2007). Recordemos que cuando montaron la oficina de la candidatura se hablaba de unos Juegos de ¡500 millones de euros! Por otro lado, la intención de convertir Tarragona en Smart City se ha quedado en un multimillonario jardín vertical y unos multiabandonados jardines horizontales.

En resumen, la era Ballesteros ha significado un gasto enorme (en ocho años, unos 1.800 millones de euros) y un endeudamiento morrocotudo que han sido incapaces de traer esa segunda transformación que necesita Tarragona. Tarragona necesita un cambio, un nuevo ayuntamiento. ¿La era Alejandro?

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