Ayer el Parlament cerró filas en defensa de Quim Torra como President y de Oriol Junqueras como eurodiputado.
Era lógico. La Junta Electoral Central no debió interferir en el fallo sobre Torra, cuya sentencia firme está en manos del Supremo, ni en la decisión del Tribunal de Luxemburgo sobre la condición de eurodiputado de Junqueras. De hecho la JEC tomó su acuerdo por 7 votos contra 6, lo que indica la fragilidad del fallo.
Una noticia como la destitución del President, podría haber desestabilizado el difícil acuerdo entre el PSOE y ERC, sometido por otra parte al rotundo rechazo de JxCAT y la CUP; pero Pedro Sánchez sigue avanzando sobre la cuerda floja para recoger el regalo de Reyes.