Ir o no a la escuela: el mundo al revés

15 octubre 2020 08:20 | Actualizado a 15 octubre 2020 08:52
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Si no estuviéramos en el contexto actual que lo ha trastocado todo, cualquiera diría que es el mundo al revés –al menos, lo sería cuando yo estudiaba: los estudiantes –muchos– quieren ir a clase y los padres –algunos– sostienen una lucha denodada para evitar que sus hijos vayan a la escuela. En efecto, el Consell de l’Estudiantat de les Universitats Catalanes defendió ayer que las universidades son espacios seguros y asegura que la reducción de la presencialidad afecta a la calidad de la educación que reciben. Mientras, la Agrupació de Famílies per a la Revolta Educativa amenaza con llevar ante la fiscalía lo que ellos consideran falta de medidas de seguridad en los colegios.

Probablemente, ambos grupos tienen su buena parte de razón. Es cierto que la educación es mucho más que adquirir conocimientos; los estudiantes necesitan también la socialización, enriquecerse con las discusiones y las ideas de otros alumnos, interactuar… Y, obviamente, necesitan estar en clase con toda la seguridad posible y sin miedo a los contagios –entre ellos, pero también a sus padres o abuelos, con los que muchos conviven–. Sí, ambas posiciones están bien fundamentadas, pero no dejan de ser curiosos los nuevos roles que están asumiendo tanto los alumnos como los padres. ¿Nos estaremos volviendo responsables?

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