La abuela y el móvil

19 mayo 2017 21:43 | Actualizado a 22 mayo 2017 13:04
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Entre la inmensa cantidad de propaganda electoral y descalificaciones de todo tipo que copan las redes sociales estos días ha encontrado una imagen que me ha interesado. Es la de una abuela apoyada a una valla asistiendo a un acto, desconozco cual es, que observa con atención lo que allí está sucediendo. A su alrededor, decenas de otros espectadores, mucho más jóvenes, hacen lo mismo, pero no contemplan el acto sino a sus móviles. Miradas de estrés y nerviosismo para captar la imagen, que no quede demasiado borrosa, y poder anunciar acto seguido a todo el planeta vía redes sociales. «Yo estoy aquí!, y miren que bien me lo estoy pasando».

La abuela, tranquilamente apoyada en la valla, parece captar todos los detalles y vivir eso momento con plenitud al margen de la algarabía que le rodea. Quizás cuando tenga a sus nietos en casa les podrá narrar lo que vio y sintió con sus propios ojos, con todo lujo de detalles. El resto deberán recurrir a sus ‘smartphones’, poner encima de la mesa las fotos, los selfies, y los comentarios de sus amigos. Y si alguien les pregunta ¿qué sintieron?, más de uno se cruzaría de brazos.

Cada vez depositamos los recuerdos de nuestra vida en este tipo de dispositivos y no en nuestra cabeza, y eso es peligroso. En no pocas ocasiones tenemos que consultar cualquier dato, por simple que sea, en la red para poder mantener una argumentación. Ella está siempre allí para socorrernos. Mientras, nuestras cabecitas se va haciendo más y más pequeñitas, más volubles y débiles, más simples y manipulables, y eso es peligroso.

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