La conciliación, más difícil que nunca

Los padres deberán volver al trabajo mientras los colegios y guarderías permanecerán cerrados hasta septiembre

15 mayo 2020 10:09 | Actualizado a 19 mayo 2020 11:40
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Si ya antes resultaba complicado, si ya antes había que hacer encaje de bolillos para trabajar y cuidar de los hijos, lo que obligaba a muchos matrimonios –sobre todo, a las madres– a desdoblarse en varias jornadas para llegar a todo, ahora, con la crisis del coronavirus la conciliación se ha convertido en toda una odisea. ¿Cómo hacen los padres que tienen que regresar a sus puestos de trabajo mientras sus hijos pequeños se quedan en casa porque los colegios y guarderías permanecerán cerrados hasta septiembre? Y, además, en la mayor parte de los casos sin poder recurrir a los abuelos, por aquello de evitar el contagio a los mayores, población de riesgo en esta pandemia. La situación es realmente complicada. Según un estudio realizado por la plataforma de servicios de cuidado infantil Yoopies, durante lo que llevamos de confinamiento, en el 62% de los hogares analizados al menos uno de los padres ha podido quedarse en casa teletrabajando y así cuidar a sus hijos. En el resto de familias, uno de los padres ha continuado trabajando fuera de casa o uno de ellos no trabaja de manera habitual (con un 17%, respectivamente). Solo en el 3% de los casos ninguno trabaja. Pero ahora, la desescalada choca brutalmente con una realidad que se impone y que es imposible ajustar en ninguna de las fases. Los padres irán recuperando la normalidad laboral en las próximas semanas y en muchos casos no existe la posibilidad del teletrabajo. Y es entonces cuando surge el dilema y la preocupación: ¿qué pasa con los niños? ¿Al cuidado de quién se van a quedar? El Gobierno estipula que las empresas deberán facilitar y garantizar la conciliación, pero esto no será fácil en muchos casos, sobre todo en aquellas empresas que se han visto especialmente golpeadas por esta crisis. Es por ello que, para que no se quede en palabras vacías, la decisión del Gobierno debe llegar acompañada de medidas concretas y ayudas que favorezcan esta conciliación, para que ninguno de los cónyuges –suelen ser generalmente las mujeres– deba renunciar a su carrera profesional para atender a sus hijos. 

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