La ´gestión´ del voto

Muy probablemente, muchos de los electores del pasado 24 de mayo emitieron su voto por simple afinidad con la fuerza política que decidieron apoyar. Después de pasar revista a la oferta electoral, que en esta ocasión era mucho más rica que de costumbre, cada ciudadano tomó su libérrima decisión y la formalizó en las urnas. Queremos decir que en estas elecciones singulares y sin precedentes, los electores tomaron su decisión sin pensar en las consecuencias secundarias de sus actos, sin calibrar los pactos posibles ni las estrategias de cada partido. Sin plantearse a fondo que al abrir el abanico parlamentario sería necesario un arduo proceso de negociación para conseguir acuerdos estables que den sustento a gobiernos capaces de gobernar. Es posible que si los electores hubieran meditado el caos que provocaban hubiesen actuado de otro modo. O no. Nadie puede saberlo. Lo que sí es seguro es que en las próximas elecciones los electores tendrán muy en cuenta las estrategias de los partidos, para lo bueno o para lo malo. Por eso es tan importante que Podemos y Ciudadanos, sobre todo, pero también las formaciones clásicas, midan con gran cuidado sus actuaciones porque de ello depende la lealtad futura de sus votantes. Lo deseable sería que cada partido mostrara sus cartas durante la campaña electoral, pero es un deseo tan utópico como pretender que nuestra ley electoral resuelva todos los problemas de la mecánica de la democracia.