La investidura imposible

Sànchez no tendrá autorización para acudir al Parlament y si la tuviera tampoco tiene garantizada la mayoría

07 marzo 2018 19:47 | Actualizado a 07 marzo 2018 19:49
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Sin mayoría suficiente y sin posibilidad que el candidato pueda estar presente no parecen buenas premisas para afrontar una sesión de investidura. Pese a todo el presidente del Parlament, Roger Torrent, ha convocado el pleno de investidura del candidato Jordi Sànchez para el próximo lunes a las 10 de la mañana, después de que el exlíder de la ANC haya pedido al Tribunal Supremo y al Tribunal Constitucional que le dejen libre o le permitan acudir al Parlament para su investidura. Sànchez ha alegado que su voluntad y la de su grupo es «respetar las decisiones del TC aunque no se comparta su contenido» así como la «legislación vigente». Pero al margen del formal acatamiento de la ley para ablandar el rigor del juez, Sànchez, a día de hoy, no cuenta con los votos necesarios para ser investido tras la abstención anunciada por la CUP.  Toda la oposición, que suma 65 diputados, votará en contra de que sea president Sànchez, mientras que, si la CUP no varía su posición, recibirá 64 votos a favor de los 66 diputados que suman JxCat y ERC. Carles Puigdemont y Toni Comín se negaron a renunciar a su escaño y no pueden delegar su voto desde Bruselas. Para ser investido en primera votación, el candidato necesitará el apoyo de la mayoría absoluta de la cámara, es decir, un mínimo de 68 diputados. Si no consiguiera la mayoría absoluta, se podría someter a un segundo debate y a una segunda votación, dos días después, cuando bastará con que obtenga la mayoría simple, es decir, más votos a favor que no en contra. Nuevamente la clave de la investidura vuelve a estar en manos de la CUP. JxCat pidió a Torrent este lunes unos días antes de convocar el pleno para intentar convencer a la CUP de que les preste su apoyo. El presidente del Parlament ha respondido convocando el pleno para dentro de seis días, aunque la decisión final dependerá del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional. El Parlament vuelve a ser escenario de un espectáculo absurdo, impropio de políticos responsables que ponen por delante su interés al del país.

 

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