La investigación sobre Iqoxe

El relato de los hechos que realizan los Mossos revela importantes deficiencias que merecen ser investigadas a fondo

18 julio 2020 11:20 | Actualizado a 09 marzo 2021 19:57
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Con todas las salvaguardas a que obliga el hecho de que se trata de unas diligencias previas y, por tanto, con una gran provisionalidad, la relación de los hechos que sobre el accidente en la planta química Iqoxe el pasado 14 de enero realizan los agentes de la policía judicial de los Mossos d’Esquadra del Grupo II del Área de Investigación Camp de Tarragona resulta escalofriante. Las diligencias, conocidas ayer al levantar el juzgado el secreto de sumario, hablan de que «la planta venía desarrollando su actividad con una política empresarial de aumento de producción y reducción de costes de lo que resulta indiciariamente un deficiente mantenimiento de las instalaciones y el ejercicio de la actividad sin las debidas condiciones de seguridad exigibles a este tipo de empresas químicas, y con un insuficiente número de trabajadores para realizar el proceso productivo con las debidas garantías de seguridad». Relata también que en la bomba del reactor que explotó se detectó una fuga, pero «los responsables de la planta acordaron continuar el proceso de producción». También habla del riesgo que corrió toda Tarragona; de la tardanza en dar el aviso; de la petición de sustitución de una unidad del reactor, que fue autorizada y que, sin embargo, «no se desmanteló en ningún momento y siguió funcionando de forma clandestina»; incluso de que «se realizaban regularmente vertidos directos al mar y, a fin de no ser detectados, se concentraban por las noches o los fines de semana y eran tratados con un desespumante para que no pudieran ser percibidos»... La lista de irregularidades que destacan estas diligencias previas es realmente preocupante y deja en pecata minuta las denuncias que en su día realizaron algunos trabajadores de la planta. Las tres personas que perdieron la vida por esta explosión, la población de Tarragona, que debe sentirse segura, y el buen nombre de las empresas químicas que hacen bien las cosas merecen que la investigación llegue hasta el final, se depuren todas las responsabilidades y se pongan las medidas oportunas para que algo así nunca vuelva a suceder.

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