La jornada electoral más extraña

Ayer la gente acudía a los colegios electorales con caras de tristeza, con esa resignación que nos ha dibujado en el rostro esta maldita pandemia

15 febrero 2021 09:40 | Actualizado a 15 febrero 2021 10:05
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Las elecciones en tiempos de coronavirus nos depararon colas en algunos momentos, sobre todo por la mañana, y vacío, un gran vacío, por la tarde, que se convirtió en un silencio ensordecedor a última hora, la elegida para los contagiados y los contactos estrechos, quienes al parecer escucharon más a los sanitarios que a los políticos y se quedaron en casa guardando el confinamiento. «Entre las siete y las ocho de la tarde solo ha venido una persona a votar», decía una miembro de una mesa vestida con su Equipo de Protección Individual (EPI). «Si no puedo salir porque contagio, no puedo salir. Ni al bar ni a votar», decía un enfermo de coronavirus.

Sí, fue una jornada extraña, en la que ni siquiera el tiempo invitaba a sentarse en una terraza a tomar un vermut. A diferencia de lo que sucedía en otras ocasiones, ayer la gente acudía a los colegios electorales con caras de tristeza, con esa resignación que nos ha dibujado en el rostro esta maldita pandemia que no acaba de dejarnos y conscientes de que se trataba de una obligación, y como tal la asumían. Apenas una sonrisa al ver a un hombre que acudía disfrazado de payaso a su mesa, una nota de color en un día gris. Esperemos que el Parlament que ha salido de este día tan raro no contribuya más a la tristeza y nos depare alguna alegría. La necesitamos tanto...

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