Entre la abrumadora información sobre los atentados de Barcelona y Cambrils, no he oído ni leído la eficacia con que han actuado los Mossos d’Esquadra. Con una Junta de Seguridad que, hasta hace pocos días, llevaba más de ocho años sin reunirse con la Policía española ni el resto de cuerpos de seguridad españoles ni con los responsables de seguridad del Gobierno español, los Mossos han demostrado que no solamente tienen información, saben analizar los hechos y están preparados, sino que también lo hacen resolviendo el tema más agudo que tiene occidente: el terrorismo mujaidí.
Si la reunión de la Junta de Seguridad catalana que hubo en julio se llevó a cabo fue porque Puigdemont tuvo la valentía de convocarla en solitario, con gran escándalo, a lo que el ministro Zoilo respondió que aceptaba reunirse, como se hizo.
Puigdemont tomó la iniciativa unilateral aconsejado por el entonces conseller de Tarragona Jordi Jané, porque los Mossos apremiaban. Tenían información muy abundante sobre terrorismo mujaidí en Catalunya y necesitaban imperiosamente contrastarla. En esa reunión, nada menos se trató de integrar a los Mossos d’Esquadra en el centro antiterrorista español (CITCO) porque hasta entonces trabajaban en solitario y sin coordinación, y ver cómo podría llevarse a cabo su conexión con Europol (la Interpol europea).
Mes y medio después de esa reunión, reventaba un edificio en Alcanar, de donde los Mossos tiraron del hilo que ya tenían en mano. Horas después, el atentado de Barcelona, y esa misma noche, los sucesos de Cambrils. Que los Mossos dieran con la furgoneta de Vic y establecieran un control en Cambrils no fue gratuito: tenían muchas pistas y, cuando escribo esto, me consta que su trabajo de investigación no ha terminado.
Los Mossos han demostrado que, incluso sin colaboración exterior necesaria, son capaces de desarrollar con solvencia el más difícil trabajo de investigación. Que tienen medios y, sobre todo, inteligencia o lo que los norteamericanos llaman talento.
Tenemos en Catalunya una policía eficaz, al nivel europeo, que trabaja contra los elementos y actúa con eficacia. Y que incluso –lo he vivido personalmente en un tiroteo en Barcelona– hacen tareas de apoyo a la Policía española cuando es necesario y sin lamentarse. Todo esto choca con la frase repetida hasta la saciedad por miembros del Gobierno español y del PP, tras los atentados de Barcelona y Cambrils: «hay que estar unidos para vencer al terrorismo». ¿Unidos y no se han sentado en la mesa de la Junta de Seguridad en ocho años? Que no nos vengan con lecciones, porque sin Junta de Seguridad los Mossos han dado buenas muestras de cómo trabajar con solvencia.
Otra cosa es que alguien debiera responder en Madrid por qué durante ocho años y cuatro meses la Junta de Seguridad de Catalunya no se había reunido nunca, a pesar de que se la reclamaba desde Barcelona. Hay políticos que juegan con fuego.