La lección de pragmatismo de los vascos

Mientras Catalunya debate si son galgos o podencos, los vascos se han dedicado a mejorar el ya de por sí ventajoso cupo

19 mayo 2017 15:25 | Actualizado a 25 noviembre 2020 18:57
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Mariano Rajoy se ha salido con la suya y ha conseguido sacar adelante los Presupuestos como hay que hacerlo en democracia, con el uso de la política, que no es otra cosa que negociación y pacto. Por tanto, muy bien por el presidente del Gobierno. Y muy bien por el Partido Nacionalista Vasco que ha sabido hacer valer el peso estratégico de sus cinco escasos diputados, los que necesitaba el PP, además de los de Ciudadanos, para aprobar las cuentas del Estado. No vale ahora rasgarse las vestiduras por las nuevas ventajas que han logrado los vascos en su ya privilegiado sistema fiscal, el denominado cupo vasco. Simplemente han tenido la habilidad de manejar con astucia su peso en el Congreso de los Diputados en unos momentos en los que los partidos catalanes andan con el monotema del procés, olvidando los aspectos fundamentes de la política, que no deben ser otros que la consecución de la mejora del bienestar de los ciudadanos.  Será difícil de justificar ante la ciudadanía la pérdida de peso de Catalunya en el reparto presupuestario. Como también le resultará complicado a Albert Rivera argumentar su apoyo a la mejora del cupo vasco, un sistema que consagra un privilegio histórico que hasta Franco conservó al Vitoria, pero que significa obviamente una clara discriminación respecto a la aportación al Estado que realizan otros territorios como, principalmente, Catalunya. Pero ya se sabe que la política es para los listos.

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