La legislatura más incierta

El encono de las posturas entre los dos gobiernos hace inviable cualquier planteamiento de diálogo constructivo

15 mayo 2018 10:04 | Actualizado a 15 mayo 2018 10:11
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Quim Torra ha sido investido president de la Generalitat y arrancará la legislatura más incierta de la democracia. Su declaración de principios, basada en recuperar el procés, es un desafío al Gobierno central para que vuelva  aplicar el artículo 155 de la Constitución. De momento, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha hecho gala de gran prudencia al apostar por «el entendimiento y la concordia» con el nuevo Ejecutivo catalán. Rajoy ha desoído las exigencias de Ciudadanos que propugnan la prolongación del decreto a tenor del programa anunciado por Torra. La lógica legal indica que un Govern en ejercicio no es compatible con la vigencia del 155 cuya función es precisamente desposeer de sus funciones al Ejecutivo. No se entiende sobre qué base legal propugna Ciudadanos que el 155 se mantenga en pie cuando el gobierno de Catalunya acaba de emanar de un pleno de investidura del Parlament, tal como establece la Constitución. No será Ciudadanos, garantes permanentes de la legalidad y de la Carta Magna, quienes promuevan una actuación que supondría una clara vulneración de los principios constitucionales. Más cauteloso se muestra Rajoy cuando remite cualquier reimplantación del 155 a que el nuevo Govern adopte medidas inconstitucionales como sucediera en la pasada legislatura abortada por el referido artículo.
Por su parte, el líder socialista, Pedro Sánchez, ha reiterado su apoyo al Gobierno si es necesario volver a aplicar el 155, pero ha instado a Rajoy a que dé una «respuesta política» al nuevo president de la Generalitat. Se hace difícil imaginar una propuesta que provenga del PP que haga mover un dedo al Govern de Quim Torra. Y más inverosímil es que el PP pueda admitir ninguno de los postulados que pretenden conducir Catalunya hacia una república independiente. Todo apunta a una legislatura estéril, llena de enfrentamientos y salpicada de procesos judiciales que completarán un escenario lamentable hasta otras elecciones. Casi produce desazón reclamar más consellers de Tarragona.

 

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