La lucha contra la Covid en primera línea

Si hace unos días el Diari entró en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital de Santa Tecla de Tarragona y tuvo la oportunidad de ver cómo se trabaja también en esa misma unidad del hospital Verge de la Cinta de Tortosa, esta semana un equipo de este periódico ha accedido a una planta de Medicina Interna del hospital Sant Joan de Reus en la que todos los pacientes son enfermos de coronavirus.

Es allí, viendo en vivo y en directo el trabajo de los sanitarios y el sufrimiento de los pacientes, cuando se adquiere la verdadera dimensión de la pandemia. Es entonces cuando se comprueba que, efectivamente, médicos, enfermeras y demás trabajadores de los hospitales son aquellos héroes a quienes tan merecidamente aplaudíamos en la primera oleada. Verlos vestirse, colocarse correctamente todos y cada uno de los elementos que conforman el Equipo de Protección Individual (EPI) –una tarea que les lleva diez minutos–, es una lección para quienes aún se quejan de la molestia que supone llevar la mascarilla. Admirar el trato que, aunque cansados física y emocionalmente, dispensan a unos pacientes que, imposibilitados de recibir visitas de amigos y familiares, tienen en ellos su único contacto personal es una ocasión para reconciliarse con el género humano. Es también entonces, al ver a los enfermos, cuando se toma conciencia de que la Covid-19 no es «una gripecilla», sino una enfermedad realmente grave y contagiosa.

Sí, nada como visitar un hospital y ver cómo es la vida de quienes cada día se enfrentan al coronavirus desde la primera línea para comprender que las restricciones que tanto nos incomodan, que las medidas de seguridad que con tanta insistencia se nos repiten, que todos los sacrificios que estamos realizando, tienen un sentido. Los sanitarios –médicos, enfermeras, celadores, personal de limpieza y de catering...–, lo están dando todo para curarnos. Pongamos todos también nuestro granito de arena para que les lleguen los menos pacientes posibles. Está en nuestra mano y al fin y al cabo se trata solo de ser responsables.