La maestra heroína

21 octubre 2020 08:20 | Actualizado a 21 octubre 2020 08:32
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Ya sucedía antes, pero la pandemia de coronavirus nos ha demostrado, por si aún quedaba alguna duda, que los grandes héroes no llevan capa. La mayoría, ni siquiera son famosos –ni persiguen serlo–. Son, ‘simplemente’, personas que se esmeran en su trabajo y que poseen una gran vocación de servicio. Nada más, pero tampoco nada menos. No buscan protagonismo, por eso resulta especialmente grato toparse con una historia que hable de alguno de ellos.

En este caso se trata de la maestra rumana Ana Masnit, quien cada día realiza a pie un trayecto de más de 13 kilómetros a través de bosques para dar clase en una pequeña escuela –en realidad, una cabaña de madera en medio de un prado– de solo seis alumnos ubicada en un pueblo de 200 habitantes al que solo se puede acceder a pie, en coche de caballos o con vehículos todoterreno. Allí no hay acceso a internet. De hecho, por no haber, no hay ni ordenadores. Así, descartada la enseñanza online, la buena de Ana lleva dos años realizando ese esfuerzo cada día para enseñar a los seis estudiantes. «Adoro a los niños y subo hasta aquí porque son muy pequeños y es mejor que haga yo el esfuerzo en vez de ellos. No voy a dejar nunca de darles clase porque les tengo mucho cariño», dice.

Ni siquiera la pandemia ha logrado que cambie su rutina –el único cambio es que ahora tanto ella como sus alumnos han de llevar mascarilla–. Probablemente, como sucede con tantos héroes, semejante esfuerzo no esté retribuido como se merece, aunque estoy convencido de que Ana se siente pagada con el cariño de sus alumnos. Es lo que tienen los héroes, que siempre están dispuestos a dar más de lo que reciben.

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