De cuando se escribían cartas, encuentro una que recibí del Amazonas. Me la envió la monja tarraconense Pilar Simó, que para llegar a su misión debía navegar tres días y tres noches. He pensado en ella con motivo del Sínodo de la Amazonía.
Cuando la conocí me impresionó su actividad de largos años en la selva y el relato de su experiencia de la Guerra Civil.
Fue detenida en Barcelona junto a seis compañeras de Acción Católica. Estuvo 14 meses en prisión y fue la única que se salvó. Terminada la guerra, recibió la visita de un desconocido. Le contó que había sido alto funcionario de prisiones en Madrid y que pasaron por su mano los expedientes. Se dijo: voy a hacer una obra buena. Extrajo uno y lo escondió en el forro del cajón de su mesa. El suyo.