La obligación de desinflamar

Los presidentes Sánchez y Torra son los primeros obligados a escenificar actitudes de diálogo y entendimiento

 

18 diciembre 2018 17:32 | Actualizado a 18 diciembre 2018 17:35
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Los acontecimientos políticos se suceden a tal velocidad que resulta imposible calibrar los efectos de cualquier decisión gubernativa. Nadie podía augurar que la decisión de Pedro Sánchez de celebrar un Consejo de Ministros en Barcelona acabaría provocando el efecto contrario al deseado cuando se proyectó. El por entonces flamante y sorprendente presidente del Gobierno tuvo la iniciativa de anunciar una reunión del ejecutivo en Barcelona como gesto de aproximación a la realidad y a las reivindicaciones de Catalunya. Desde entonces, la situación se ha ido envenenando por la acción y decisión de las estrategias radicales. La conclusión final es que lo que debía ser un gesto de mano tendida se ha convertido en una provocación. Las organizaciones independentistas han llamado a somatén hasta el punto de provocar la presencia de policía nacional y guardias civiles como sucediera con la convocatoria del referéndum del 1 de octubre. La incomodidad política afecta a los dos presidentes por igual, pero ambos están obligados a reunirse y a sentar las bases de la distensión y de los caminos precisos para buscar una solución política a esta ya insoportable situación. Está incómodo Quim Torra porque su papel de correa de transmisión de las consignas de Carles Puigdemont le fuerzan a demostrar una actitud intransigente hacia cualquier solución que no pase por la celebración de un referéndum de autodeteminación. Está incómodo Pedro Sánchez porque la radicalización de la derecha hacia postulados del hipernacionalismo españolista se puede costar caro en votos al PSOE como ya ha sucedido en Andalucía. Pero por encima de los intereses partidistas, la responsabilidad de gobierno obliga a ambos mandatarios a sentarse en una mesa de diálogo. Ello es más necesario por cuanto es la única manera de aislar a los extremismos. El término que ahora hace fortuna es la desinflamación. Es a lo que deben centrar su esfuerzos Sánchez y Torra. En un cuerpo inflamado es imposible aplicar ningún remedio que permita llegar a la curación.

 

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