La pandemia y las democracias

La falta de previsión se debe a la pérdida por parte de los políticos de la noción del largo plazo

06 julio 2020 10:10 | Actualizado a 06 julio 2020 10:44
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Se ha dicho, con evidente falta de rigor que, frente al Covid-19, los regímenes autoritarios están demostrando ser más efectivos que las democracias y que éstas podrían verse gravemente afectadas por las consecuencias de la pandemia. Se trata de un juicio apresurado y sin fundamento, toda vez que ningún país ha superado el problema sanitario. En cuanto a los regímenes autoritarios, empezando por China, con opacidad total, ha permitido que la epidemia se desarrollara inicialmente en absoluto silencio, poniendo en peligro a sus ciudadanos y, posteriormente, al resto del mundo. Si la epidemia se hubiera iniciado en una democracia, las cosas hubieran sido muy distintas y la lucha contra el virus hubiera empezad’o el primer día. La estrategia desarrollada por China no parece ser exitosa, tanto más cuanto las estadísticas chinas no son en absoluto fiables.

Otro régimen autoritario, la Federación Rusa, ha sido más hábil maquillando estadísticas que protegiendo a sus ciudadanos. Existen otras dictaduras que niegan rotundamente que la enfermedad exista en su país y, posiblemente, nunca contabilizarán ningún muerto a causa de la pandemia.

Pasando a los regímenes democráticos, también se han puesto de manifiesto errores notorios. En el ranking de los países con mayor acierto se encuentran Corea del Sur, Taiwán, Hong-Kong y Singapur que se habían enfrentado a un problema semejante y la experiencia siempre supone un grado. En el otro extremo del ranking se encuentran Italia y España. Y Estados Unidos constituye una excepción, con un obstáculo añadido frente a la pandemia, Donald Trump, que negó la crisis sanitaria, insinuando que el virus era un complot de sus enemigos.

Pero lo que resulta indiscutible es que la gran debilidad de las democracias ha sido su falta de preparación. La pandemia era predecible, había sido anunciada por epidemiólogos. A la vista de ello, cómo se explica la ausencia de mascarillas, de equipos de protección para los sanitarios y de medicamentos esenciales, así como de planes logísticos. La respuesta a la falta de previsión tiene su origen en la pérdida, por parte de los líderes políticos, de la noción del largo plazo, dado que van caminando de elección en elección, buscando si es necesario con coaliciones la permanencia en la poltrona y olvidando el bien común. Se han dado prioridades a causas demagógicas, con rentabilidad inmediata en votos. Se ha olvidado lo más importante, a saber, la seguridad de los ciudadanos. A la vista de todos los errores padecidos, dentro de un período corto de tiempo será conveniente replantearse como proceder para el reclutamiento de la clase política. En España, la partidocracia hay que modificarla en profundidad, porque la actual no nos sirve. Hay que exigir seriedad en la política y los políticos, el apoyo al interés general, la competencia de los líderes y el sentido común, para avanzar hacia adelante y superar todos los problemas que se presenten, por complicados que sean.

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