La prudencia de Pedro Sánchez

La Justicia es lenta pero implacable. La causa ahora abierta seguirá su curso hasta dar con más líderes independentistas en el banquillo. La vía judicial se ha demostrado estéril para resolver el problema, pero nuevamente es la única que avanza inexorable.

 

18 octubre 2019 22:10 | Actualizado a 18 octubre 2019 22:15
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Miles de personas volvieron a salir ayer a las calles de Catalunya (más de medio millón en Barcelona y 10.000 en Tarragona, según la Guàrdia Urbana) para expresar su protesta por la sentencia del procés. Tras las marchas pacíficas volvieron a reproducirse los actos vandálicos por grupos de incontrolados. Pese a la creciente tensión y la persistencia de las acciones violentas, el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez insistió ayer en no adoptar «medidas drásticas» en Catalunya. «La moderación contribuye a calmar los ánimos y es lo que va a hacer el Gobierno de España», dijo Sánchez. El líder socialista desoye así la petición de los partidos de la oposición, PP y Ciudadanos, que reclaman la aplicación inmediata de medidas drásticas como la Ley de Seguridad Nacional o el artículo 155 de la Constitución. La apuesta por la moderación de Pedro Sánchez es acertada, pero no suficiente. La adopción de medidas que podrían incluso afectar al régimen de libertades ciudadanas sería del todo contraproducente. Lejos de calmar los ánimos, una respuesta extrema por parte del Estado echaría más leña al fuego. Sin embargo, sólo con esta actitud de prudencia no puede esperar el Gobierno que se avance hacia una solución. Pese a la reclamación constante para que aflore la política, desde que estallara la crisis no se ha dado ningún paso para buscar soluciones democráticas. De nuevo, las únicas medidas concretas se han producido en el ámbito de la judicatura. La Audiencia Nacional ha abierto una investigación por «indicios de terrorismo» contra la plataforma Tsunami Democràtic. Es público y notorio que el Tsunami Democràtic se activó en una reunión en Ginebra entre Puigdemont, Quim Torra, representantes de los partidos independentistas, la ANC y Òmnium Cultural. La Justicia es lenta pero implacable. La causa ahora abierta seguirá su curso hasta dar con más líderes independentistas en el banquillo. La vía judicial se ha demostrado estéril para resolver el problema, pero nuevamente es la única que avanza inexorable.

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